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CLÁSICOS DEL SIGLO XX: UNA INVITACIÓN A LA LECTURA

'Memorias de África', de Isak Dinesen

EL PAÍS publica la apasionada, nostálgica y seductora visión de Kenia de la escritora danesa

Naturalmente, si se nace en el seno de una aristocrática familia danesa en 1885, si su sensibilidad la anima a estudiar literatura en Oxford y arte en Roma, París y Copenhague, si decide casarse con su primo el barón Bror Blixen-Finecke y si finalmente el barón y la baronesa deciden trasladar su residencia a las colonias británicas de África oriental (actualmente Kenia), en donde deciden dedicarse al cultivo y comercialización del café, resulta evidente que estamos hablando de alguien que se sale de la norma. Tal es el caso de Karen Blixen, nombre real de quien decidiría firmar sus obras literarias con distintos seudónimos, de los que el más popular fue sin duda el de Isak Dinesen, nombre con el que publicó su primer libro, Siete cuentos góticos (1934), escrito en inglés y con el que consiguió fama mundial. Tres años más tarde, en 1937, publicaría Memorias de África, un conjunto de recuerdos de la larga etapa en Kenia y en el que con su sutil y elegante prosa, su impecable sentido del humor y su fascinación por la sencillez del estilo de vida que descubrió en África no puede evitar la melancolía que le produce abandonar un paisaje inolvidable en el que además conoció y vivió el gran amor de su vida con el oficial y cazador británico Denys Finch Hatton. Memorias de África, que el lector de EL PAÍS podrá comprar mañana por tres auros, fue adaptada al cine por Sidney Pollack, consiguiendo también un gran éxito de taquilla, lo que estimuló de nuevo la popularidad de la escritora danesa.

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De la película a la realidad

Isak Dinesen fue firme candidata al Nobel al menos en dos ocasiones. Pese a su indudable prestigio, los libros de Isak Dinesen apenas se editaron en España hasta que, en 1985, se estrenó Memorias de África, la película de Sydney Pollackprotagonizada por Robert Redford y Meryl Streep. El largometraje se convirtió en paradigma de la historia romántica, pero, según Linda G. Donelson, biógrafa de la autora, la película no refleja la verdadera y complicada historia de amor. Por ejemplo, a partir de 1926, sin que quede claro por qué, Karen Blixen empezó a hablar de homosexualidad en las cartas que le dirigía a su familia en Dinamarca. Denys Finch Hatton, apunta la biógrafa, había empezado a pasar más tiempo con ella desde la muerte de su amigo Berkeley Cole.

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