Propaganda electoral
Ya queda poco para las elecciones generales y es un buen momento para que el Gobierno diseñe una estrategia para permanecer en el poder aunque sea a base de determinados excesos.
El objetivo primordial es meterse al contribuyente en el bolsillo y el arma fundamental es la ley que más atañe a los nuestros, es decir, la del impuesto sobre la renta. La reforma del citado impuesto prevé, entre otras cosas, una paga a las madres trabajadoras con hijos menores de 3 años (como si los de 4 no supusieran gasto).
Esta medida es lo suficientemente espectacular para captar unos cuantos votos, pues por primera vez la Agencia Tributaria va a conceder una ayuda (hasta ahora sólo ha recaudado). De hecho, a día de hoy, aunque la reforma no ha sido aprobada, el señor ministro ya vende la piel del oso antes de cazarlo.
Es más: hace unos cinco meses todos recibimos una carta en nuestro domicilio anunciándonos lo de la dichosa ayuda y posteriormente han sido varios los comunicados de prensa en los que se hace alusión.
Detrás de la popularizada medida, no cabe duda de que pasarán inadvertidos detalles de la reforma del IRPF como que las grandes fortunas pasan de tributar de un 48% (que hace 4 años era un 56%) a un 45%.
Tampoco verá el pueblo llano el descuento que hará el fisco a quienes especulan con la compra-venta de inmuebles, quienes, con esperar un año, pagarán sólo un 15% de lo que ganen.
Jugada maestra, señor Montoro: 'Me beneficio a mí y a unos pocos y a la mayoría la engaño con una propina mensual de 100 euros'. Pero, señor, ¿por qué esa paga de la que tanto presume es sólo para las trabajadoras?, ¿es que las amas de casa no trabajan? Sepa usted que también lo hacen y que, además, no tienen la suerte de contar con una nómina todos los meses. Se me ocurren más preguntas, pero no quiero alargarme.
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