_
_
_
_
Reportaje:AMÉRICA LATINA

La samba española del presidente Lula

Repsol, Santander y BBVA afrontan con tranquilidad el relevo en la presidencia de Brasil

Esta noche Brasil podrá aclarar la mayor incógnita de las elecciones presidenciales, cuyo resultado representa un gran vuelco en su historia: si el antiguo dirigente sindical Luis Inacio Lula da Silva logrará o no doblar los votos del oficialista José Serra, favorito del mercado financiero y del Gobierno de Cardoso. Su capacidad para resolver la crisis económica habrá de contrastarse más adelante, pero las empresas y bancos españoles en Brasil se muestran moderadamente confiados y no tienen intención de arrojar la toalla.

La petrolera sufre desde hace tres meses una congelación 'electoralista' de los precios de los derivados aprobada por Cardoso

Persisten algunas otras dudas que, de inmediato, van a transformarse en presiones para influir sobre el vencedor. El nombramiento de su equipo económico es la principal. Otra cosa que se pedirá de Lula es que establezca de inmediato las líneas de la política económica que pretende dar al país, y que aclare de una vez cómo pretende cumplir lo prometido en la campaña electoral. Los compromisos contraídos por Brasil con organismos internacionales de financiación y crédito, y con la banca privada, también tendrán que ser reafirmados una y cien veces por Lula. Algunos aspectos que ni siquiera han sido mencionados por el candidato oposicionista, como el retorno a un control directo sobre el cambio monetario, se esgrimen con fuerza entre los operadores más temerosos del mercado financiero. También se quiere saber cómo y cuándo el nuevo Gobierno -que antes de enero no tendrá poder efectivo- bajará las tasas básicas de interés anual.

Lula ya se anticipó a esas presiones, adelantando que no se dejará conducir por ellas. 'Todo será a mi tiempo, y no al tiempo del mercado financiero', ha repetido una y otra vez, mientras el equipo más directamente vinculado a él ha intensificado las reuniones con empresarios, sindicalistas y ejecutivos de la banca.

Aunque se insiste en decir que el grueso del empresariado y de la banca ya ha asimilado el efecto Lula, persisten las dudas y temores sobre qué podrá ocurrir de aquí a fin de año, cuando termina el gobierno Cardoso, y principalmente en relación a cómo serán los primeros seis meses del Gobierno de Lula.

Los empresarios españoles con intereses en Brasil no son ajenos a estos temores, pero en general se muestran confiados respecto al futuro del gigante latinoamericano. Y son actores relevantes. Entre 1998 y 2001, España disputó con EE UU el puesto de mayor inversionista directo en Brasil. En total, los españoles invirtieron alrededor de 50.000 millones de dólares en el país.

La crisis de 2002 -a ejemplo de las anteriores de 1998 y 1999- no han desinflado sus ánimos. Y frente a la actual situación, la verdad es que las empresas y los bancos españoles instalados en Brasil ocupan posiciones privilegiadas o, al menos, tranquilas.

En medio del ventarrón que arrastró los principales índices económicos del país este año, surgió la mayor operadora de telefonía, reuniendo Portugal Telecom, dueña de Telesp Celular, y Telefónica Móviles, controladora de Telefónica Celular. Juntas, reúnen casi 13 millones de clientes, transformándose en la mayor operadora de telefonía de América Latina. Es verdad que el anuncio de esta joint-venture fue divulgado hace un año, pero su consolidación indica, a juicio de analistas independientes del mercado brasileño de telecomunicaciones, que los españoles siguen confiando en el país y, principalmente, en su capacidad de realizar negocios y obtener un buen retorno a su capital.

En efecto, el Grupo Telefónica en Brasil es más que sólido: un reciente estudio del diario financiero Valor Económico, que está controlado por los grupos O Globo y Folha de S. Paulo, sobre las mil mayores empresas que operan en este mercado, señala que Telefónica São Paulo ha registrado el tercer mayor beneficio (superada solamente por la estatal de petróleo Petrobras y, por pequeñísimo margen -poco más de siete millones de euros- por la fabricante de aviones Embraer) neto de Brasil. Ha registrado, además, el segundo mayor Ebitda (resultado operativo antes de intereses, impuestos, depreciación y amortizaciones), el segundo mayor patrimonio neto y ocupa el quinto puesto entre todas las empresas del país.

Los dos principales bancos españoles instalados en Brasil, el Santander y el BBVA, ocupan, respectivamente, el séptimo (Santander/Banespa, antiguo banco del Estado de São Paulo), noveno (Santander) y decimoséptimo (BBVA) puestos. Pero en 2002, la situación del Santander sufrió un profundo cambio, situándolo entre los cuatro mayores bancos privados del país, mientras que el BBVA optó por mantenerse como 'banco medio'.

En todo caso, los bancos españoles, como el resto de su sector, deben estar alerta: la política económica del Gobierno de Cardoso logró, a lo largo de los últimos ocho años, que los beneficios del sector financiero fuesen cuatro veces superiores a los del sector productivo. Mientras tanto, se registraron los peores índices de crecimiento económico de los últimos 20 años. Lula ya anunció que privilegiará fuertemente el sector productivo, invertiendo ese cuadro.

La cruz de Repsol YPF

Con todo, no se han registrado entre las empresas españolas con mayor peso en el país quebrantos del tamaño de los sufridos en Argentina. Aunque la petrolera Repsol YPF, que está asociada en varios proyectos al gigante estatal Petrobras, lleva tres meses afrontando problemas derivados de las elecciones: el Gobierno de Cardoso congeló el precio de los derivados de petróleo para disminuir el impacto de los aumentos sobre la fragilizada candidatura oficialista, haciendo que el precio de un barril de derivados fuese un 40% inferior al de un barril de petróleo. Sin confirmación oficial de Repsol YPF en Brasil, lo que se comenta en el sector es que a partir de mediados de septiembre la compañía optó por prácticamente suspender el refino de petróleo, bajo el argumento de estar realizando trabajos de 'mantenimiento' en la refinería a la que está asociada.

Problemas sin tregua

Los problemas de Brasil no van a dar tregua al presidente electo. Para empezar, ya en noviembre vencen pesados compromisos de la deuda pública y, principalmente, del sector privado. Unos diez mil millones de dólares en total. Buena parte de esa suma se refiere a títulos de la deuda pública indexados a la cotización de la moneda brasileña, y que en realidad son rescatados en reales. La presión de los bancos, en todo caso, hace que en vísperas de la fecha de vencimiento de esos papeles el dólar se aprecie con fuerza respecto al real. Se sabe que, en los dos o tres últimos rescates -el más reciente ocurrió el miércoles, por 1.100 millones de dólares-, el Banco Central ordenó la impresión de moneda, luego de haber rechazado las tasas de interés exigidas por los bancos para prorrogar esos títulos (60% de interés anual más la indexación al dólar). Imprimir moneda es, en Brasil, peligroso sinónimo de puertas abiertas a la inflación.

En relación al sector privado, que sufre inmensas dificultades para renovar créditos externos y para obtener nuevas financiaciones, la preocupación es considerablemente mayor. El Gobierno tiene poco espacio de opción para ayudar.

Los analistas dicen que el voto de confianza de los mercados a Lula va a depender de lo que haga en los próximos días, aunque aún no ejerza como presidente. A estas alturas, sin embargo, es muy arriesgado aventurar la política que Lula y su Gobierno empezarán a desarrollar el primer día de 2003, cuando asuman el timón del país en medio a una de las más profundas crisis registradas a lo largo de los últimos 50 años.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_