La lucha por la paz de Said y Barenboim
El músico judío y el intelectual palestino reafirman su voluntad de ayudar a cambiar el mundo
El músico de origen judío Daniel Barenboim (Buenos Aires, 1942), al que acaban de conceder la nacionalidad española, y el escritor y ensayista palestino nacionalizado estadounidense Edward W. Said (Jerusalén, 1935) demostraron ayer en Oviedo que el arte y la cultura pueden llegar mucho más lejos que la política o la acción militar. 'Es cierto que los intelectuales no tenemos poder, pero contribuimos a cambiar la opinión de las personas, ofrecemos vías alternativas y una visión del mundo que trasciende la política', afirmó Said. Por una de esas alternativas, la creación del taller y la orquesta West Eastern Divan, que reúne a jóvenes músicos de distintas creencias y países de Oriente Próximo, ambos recibieron el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
Divan, fundado en 1999, ha tenido tres sedes: dos años en la ciudad alemana de Weimar, otro en Chicago, y en 2002, Sevilla. Tanto al músico como al escritor les gustaría que se instalara definitivamente en España. 'Andalucía es el lugar donde todos los árabes pueden sentir una mayor afinidad. Es el lugar de Europa donde permanecieron más tiempo y tuvieron una importante presencia cultural, artística e intelectual', afirmó Said. Barenboim explicó que Divan inicia una segunda etapa, en la que se facilitarán becas a los músicos sin recursos para que puedan estudiar todo el año, y agradeció su ayuda al 'Gobierno andaluz'.
Said se mostró decepcionado por la acogida que la iniciativa ha tenido en algunos países árabes. 'Los Gobiernos tienen miedo de parecer demasiado tolerantes con el enemigo y temen las amenazas de los extremistas religiosos'. Pero también hay esperanza. 'En Ramala hay un conservatorio donde 800 jóvenes árabes estudian música occidental'.
El conflicto israelí ocupó buena parte de la conferencia de prensa que ambos dieron antes de recibir el premio. 'El problema no se resolverá hasta que Israel reconozca la injusticia cometida en Palestina, hasta que los palestinos puedan llevar una vida normal, una vida como la que paradójicamente pedían los judíos antes de 1948, en que se creó el Estado de Israel', dijo Said. 'Los líderes son incapaces de mirar hacia el futuro, necesitamos una nueva generación que pueda abordar el pasado sin complejos y a partir de ahí iniciar una coexistencia basada en el respeto y el reconocimiento mutuo', añadió. Barenboim: 'Se han cometido errores dramáticos por ambas partes, pero ha llegado el momento de hacer algo. Said y yo creamos juntos Divan, porque es un proyecto que no necesita palabras. Surge del sonido que al convertirse en música adquiere la condición humana'.
También hubo tiempo para temas más personales. Said habló de sus pasiones literarias. 'Me entusiasman Conrad y Joyce, escritores del exilio que, como yo, no pueden regresar a sus orígenes; su vida, como la mía, es un viaje y una dislocación. Y ahora estoy trabajando en Kavafis'. Barenboim reconoció que nunca ha tenido que preocuparse por los aspectos mercantiles del arte. 'Mis padres fueron muy inteligentes y, aunque se dieron cuenta de mi talento, no me convirtieron en un niño prodigio'.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.