Isabel García Lorca evoca el universo familiar del poeta en sus memorias 'Recuerdos míos'
Isabel García Lorca, hermana menor del poeta de Granada, terminó de corregir sus memorias poco antes de morir el pasado 9 de enero, a los 91 años, en su domicilio de Madrid. El libro póstumo, titulado Recuerdos míos, ganó en septiembre el XV Premio Comillas de memorias y biografías de la editorial Tusquets, dotado con 12.020 euros. Ayer la Residencia de Estudiantes acogió la presentación de la obra en un ambiente de caluroso y alegre recuerdo.
Para Ana Gurruchaga, responsable de la edición del libro, Recuerdos míos muestra a una persona compleja: 'A lo largo de la obra, en más de una ocasión, Isabel dice que ella siempre fue dos. Una seca, como el pueblo de Bernarda Alba, Asquerosa; y otra verde, como el pueblo de su infancia: Fuentevaqueros. En mi tiempo de trabajo, sin embargo, conocí a casi nueve Isabeles. Con pudor y sin exhibicionismo, Isabel muestra aquí sus cicatrices'.
El poeta Claudio Guillén se refirió a su estilo literario: 'Qué bien se escribe cuando no se quiere escribir bien, cuando se hace con parsimonia y sencillez'. También recordó su fuerte personalidad: 'Tenía una mirada que te exigía a ti ser más verdadero en su presencia, ser más tú. Ésa era su franqueza'.
Isabel García Lorca comenzó a escribir sus memorias en 1984, tras la muerte de Laura de los Ríos, su cuñada y amiga íntima. El proyecto avanzó con largas interrupciones hasta su conclusión 15 años más tarde.
Recuerdos míos evoca su infancia y juventud en las casas de Granada y de la Vega, su relación con sus hermanos y su traslado a Madrid para estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras, donde fue alumna de Xavier Zubiri y de José Ortega y Gasset. La felicidad termina con el estallido de la guerra civil y el brutal asesinato de su hermano y su cuñado Manuel Fernández-Montesinos, alcalde republicano fusilado al tomar Granada las tropas franquistas.
Isabel García Lorca se exilió entonces a Bruselas y luego a Estados Unidos, donde se reunió con su familia y trabajó como profesora en la Universidad de Wellesley. Regresó a España en 1951, pero sólo tras la muerte de Franco sería restituida en su cátedra de Literatura del Instituto Emilia Pardo Bazán de Madrid. Desde 1984 gestionaba el legado de su hermano Federico, que incluía un archivo formado por más de 3.000 manuscritos, cartas, fotografías y dibujos del poeta que finalmente, en 1998, quedaron depositados en la Residencia de Estudiantes. También mantuvo una estrecha relación con la casa-museo de la Huerta de San Vicente, en Granada, destacando por su oposición a la construcción de una autovía en las inmediaciones.
El libro recoge también las semblanzas de personalidades destacadas de la cultura española a las que conoció la hermana del poeta. 'Las figuras históricas', señaló Gurruchaga, 'se vuelven más humanas y menos legendarias'. Así aparecen Manuel de Falla, Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Luis Cernuda o María Zambrano, entre otros.
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