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Reportaje:HISTORIAS DEL COMER

Vinos para los años difíciles

Por fin la naturaleza, tras tantas añadas excelentes, ha traído un año desastroso en la cosecha que está a punto de finalizar. Y la reflexión no es una locura, sino que es en las malas añadas donde se descubre a las buenas y honradas bodegas, ésas que, aun perdiendo mucho dinero, dejarán en las cepas las uvas podridas y volverán a hacer otra selección en la bodega para elaborar sus mostos únicamente con los frutos sanos y maduros, aunque en el empeño hayan perdido casi el 50% de su producción. Incluso alguna no sacará esta añada a la calle.

Estos vinos de años difíciles son los que el consumidor tiene que descubrir y empezar a confiar en los bodegueros respetuosos con el entorno y sus clientes. Frente a este pequeño grupo de elaboradores consecuentes otras bodegas inundarán, como en años excelentes, el mercado con sus vinos de Dios sabe dónde a precios ridículos. Estas malas artes de algunos desalmados confunden al consumidor y a los profesionales del sector, sobre todo hosteleros. Son bodegas cuyo único argumento es que la mejor cosecha es la que queda por vender. Esta paradoja llega al consumidor a través de las barras y restaurantes.

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En la hostelería se encuentran auténticos profesionales que se preocupan por investigar y probar los caldos de bodegas auténticas para no engañar a sus clientes y ofrecer siempre unos mostos de calidad contrastada. Frente a ellos, otros mesoneros o expendedores siempre están metidos en la dinámica de comprar vinos baratos y cuando sus locales están vacíos, utilizan la técnica del autoconvencimiento para culpar de su desgracia a la mala situación económica general. No son capaces de reflexionar y mirar al vecino que tiene el local lleno. Esta ceguera no les deja ver que la barra de su vecino guarda buenos vinos, buenas copas de cristal, limpieza, simpatía y al cliente nunca se le menosprecia, sea la cosecha como sea.

Si hubiese que hacer un pequeño recorrido sólo por los locales de Bilbao que se preocupan del vino, destacarían en la zona de Poza: Bar Mugi, El Viejo Zortzi, Estoril, Ziripot, Kamin. En la Casilla: Aritz, El Regañón de Maiñueta, Ekologikoa Azak. Por la zona de Diputación: La Viña del Ensanche, El Globo, Marchese del Porto, Lasa y Lekeitio. Por la concurrida Ledesma y Abando se hallan El Museo del Vino, Jardines, El 12 de Ajuriaguerra, Monty, Mugarra, Periflú. Sin olvidar el Casco Viejo, donde Víctor Montes, Gatz, Xukela, Víctor o Café Bilbao siguen una referencia en el mundo del vino.

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