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La educación francesa se moviliza contra los recortes presupuestarios

Francia vivió ayer un centenar de manifestaciones y una huelga de la enseñanza, la primera en este sector tras la vuelta de la derecha al poder, que fue seguida por el 44% de los profesores y el 37% de los administrativos, según cifras oficiales, y hasta el 80% a juicio de los sindicatos. La movilización busca que el Gobierno rectifique la eliminación de 5.600 puestos de bedeles y 20.000 contratos de jóvenes que trabajan en áreas como la educación de minusválidos.

El hecho de que la policía conserve sus ayudantes, mientras la enseñanza empieza a perder los suyos, ha sido valorado por los sindicatos como un indicio más de la pérdida de importancia de la educación. Los centros de enseñanza públicos tienen contratados 62.000 ayudantes al amparo del plan de 'empleos jóvenes'. Se ocupan de apoyar a los profesores en la educación de minusválidos, vigilan ciertas tareas generales -la biblioteca, la sala de informática-, acompañan a los alumnos en las salidas programadas o ayudan a controlar los centros escolares de los barrios difíciles. Los defensores del sistema añaden el beneficio de la edad, al tratarse de personal con apenas unos años más que los adolescentes de los barrios difíciles.

Todos esos contratos eran por un quinquenio. En total existen 210.000 jóvenes empleados con arreglo a esta modalidad. Sus retribuciones dependen del Estado o de otras corporaciones públicas. En función de sus prioridades políticas, el Gobierno ha decidido conservar los 16.000 ayudantes contratados para la policía, pero no quiere renovar el contrato a 20.000 ayudantes de educación, cuyas tareas podrían recaer en jubilados, o bien en madres o padres voluntarios.

'Este Gobierno ha hecho de la seguridad el punto clave de su campaña electoral', reflexiona Denis Pager, uno de los dirigentes sindicales del profesorado. 'Y resulta que se nos priva de 25.600 empleos que necesitábamos para atender a los alumnos'. Luc Ferry, el ministro de Educación, reconoce la necesidad de seguir desempeñando esas tareas, sobre todo la del apoyo a la escolarización de minusválidos; pero reprocha al Gobierno anterior que haya creado tales dispositivos 'sin reflexionar ni por un instante en la financiación, ni en el futuro que aguardaba a los contratados'.

Para el Gobierno, el gasto educativo del año próximo será el mismo o ligeramente superior al actual. Sin embargo, los cinco sindicatos convocantes de la protesta sostienen que hay un problema de reducción de medios. Además, temen que sus filas queden troceadas si prospera el proyecto de transferirles a entidades regionales y otras colectividades locales, cuya potenciación es uno de los objetivos políticos del Gobierno de Jean-Pierre Raffarin.

Francia no había vivido grandes protestas en la enseñanza desde las que provocaron la salida de Claude Alègre como ministro de Educación en la primavera de 2000, en pleno recorrido del Gobierno de izquierdas.

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