Sevilla rescata a Aníbal González, el arquitecto de la modernización de 1929

El arquitecto y urbanista Aníbal González (Sevilla, 1875-1929) fue el alma de la Exposición Iberoamericana de 1929. A sus manos se debe la única modernización que vivió Sevilla en el XX hasta el acontecimiento de la Exposición Universal de 1992. El arquitecto regionalista por excelencia, autor de la plaza de España, es el protagonista de la semana que la capital andaluza dedica a la arquitectura que empieza mañana. Una muestra exhibe en el Ayuntamiento hispalense 50 dibujos y planos, una selección de los 3.000 que se conservan.

María Victoria González, de 79 años, es la menor de los ocho hijos del el arquitecto. 'En Barcelona se cuida mucho a Gaudí, aquí en Sevilla no decimos nada de lo nuestro. Nadie sabe que mi padre se ocupó también de la urbanización de la ciudad, la gente no tiene ni idea de cómo era Sevilla antes de 1929. Claro, que le tocó una época con muchos problemas políticos; tantos, que murió antes de que acabara la exposición, el 31 de mayo de 1929', dijo María Victoria durante la inauguración de la muestra.

La selección de las obras de Aníbal González, que podrán visitarse en la loggia del Ayuntamiento de Sevilla hasta el 31 de octubre, incluye acuarelas, dibujos y planos de algunos de sus edificios más conocidos, como el Palacio de Bellas Artes (actualmente Museo Arqueológico), junto a proyectos no realizados. Entre estos últimos destacan el pabellón de Minas y Metalugia, la Biblioteca General o el Palacio de las Facultades, una ambiciosa ciudad universitaria de raíz neoclásica pero con materiales como el ladrillo que le otorgan un aspecto regionalista.

Un equipo de siete arquitectos, encabezado por Víctor Pérez Escolano y Fátima Pablo-Romero, ha realizado la selección entre los 3.000 documentos de Aníbal González, depositados en la Fundación para la Investigación y Difusión de la Arquitectura (Fidas) con sede en la capital andaluza.

Entre las 50 piezas elegidas, que corresponden a 38 obras, se encuentran algunos edificios que han desaparecido, como la casa de los marqueses de Monteflorido, la caseta del Círculo Mercantil o Villa Ramona, una obra importante en la trayectoria del arquitecto. La casa, proyectada para Pedro Rodríguez de la Borbolla en 1910, muestra la transición entre el modernismo y el neomudejarismo. Ladrillo visto, cerámica vidriada, madera policromada, hierro y paramentos encalados son los elementos que barajaba este maestro de la ornamentación para lograr sus características combinaciones de color, luces y huecos. El autor de plaza de América o la casa de los Sánchez-Dalp se ocupó también de diseños industriales como la nave Catalana de Gas (actualmente alberga un gimnasio municipal), en la que se despojó del ornamento regionalista y optó por un diseño clasicista.

'El cambio que experimentó la ciudad en 1929 fue el mayor de su historia. Antes todo era estrecho. La avenida de la Constitución tenía nueve metros de ancho y fue entonces cuando se amplió hasta los 23 metros', explica otro de sus hijos, Fernando González, de 86 años. En la familia, sólo una biznieta del padre de la Exposición de 1929 ha tomado el relevo y está estudiando arquitectura.

Edificios abiertos

Además de esta exposición a González, en Sevilla, durante la Semana de la Arquitectura habrá visitas a cinco edificios históricos y a otros cinco actuales presentados por sus arquitectos (www.fidas.org). En Madrid, el Colegio de Arquitectos (COAM) ha seleccionado 32 edificios, situados en Madrid, Alcalá de Henares y Chinchón (www.coam.es). Y en el Día Mundial de la Arquitectura, promovido por la Unesco, que se celebra mañana, habrá también visitas a varios edificios que se pueden visitar en las jornadas de puertas abiertas que organizan diversas instituciones.