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La arquitectura española del siglo XX se explica en 125 edificios

'La modernidad es tradicional', afirma Antón Capitel

Un versión más reducida de la muestra Arquitectura española del siglo XX, presentada durante cuatro meses en el Museo de Arquitectura Alemán, de Francfort, con motivo de las actividades del pabellón de España en la exposición universal Hannover 2000, llega a las Arquerías de los Nuevos Ministerios, un conjunto de Secundino Zuazo encargado por la República que se prolongó como imagen del historicismo oficial de la posguerra.

En Francfort se pudieron ver 130 paneles, con 157 edificios seleccionados, explicados en textos en alemán, español e inglés, planos y fotografías; 82 dibujos originales, 21 maquetas y piezas de mobiliario de Gaudí, Feduchi (Capitol), Fisac, Sota, Tusquets y Moneo. El montaje actual -ofrecido al Museo Nacional Reina Sofía y rechazado por su director, Juan Manuel Bonet- se centra en 125 edificios y no incluye los diseños de objetos. La muestra, organizada por el Ministerio de Fomento y la sociedad estatal Hannover 2000, estará abierta hasta el 17 de junio. Después está previsto su traslado a Sevilla y una versión de paneles entrará en el circuito del Instituto Cervantes. El catálogo, en versiones en español e inglés, editado por Tanais, reproduce el material de la exposición junto con 15 ensayos de expertos.

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La antología 'refleja la diversidad de la arquitectura española', según Antón Capitel, que cuenta por décadas las tendencias, estilos y momentos históricos. Son edificios construidos que marcan los grandes bloques, a partir del modernismo (Gaudí, Domènech i Montaner, Puig i Cadafalch, Jujol) y las secuelas del historicismo y academicismo (Palacios, Aníbal González, Rucabado, Anasagasti, Flórez).

La primera modernidad entra en Madrid y Barcelona en los años veinte y treinta (Zuazo, Soto, Torroja, Sert, Clavé), para seguir en la posguerra de los cincuenta (Coderch, Fisac, La Hoz, Sostres, Corrales y Molezún, Sota, Del Amo), el racionalismo de Cabrero, De la Sota, Casariego y las escuelas de Barcelona y Madrid. La crisis moderna de los setenta (Oiza, Moneo, Clotet, Tusquets, Cruz, Ortiz, Portela), y el racionalismo ecléctico de los ochenta (Moneo, Bonell, Ríus, Navarro Baldeweg) desemboca en el 92 (la única pieza de ingeniería, el puente del Alamillo de Calatrava) y el final de siglo, con la muerte de Miralles y el Guggenheim de Gehry. 'Los jóvenes están adrede mal representados, porque son tantos y tan buenos que entran en el siglo XXI', señala Antón Capitel.

'La exposición revela una enorme diversidad y un altísimo nivel de calidad, sobre todo en los proyectos públicos, que incluyen las obras del franquismo. Se nota una insistencia en la arquitectura de tradición moderna, sin grandes inventos ni experimentos. Somos tradicionales'.

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