'Orlando', de Virginia Woolf
Una novela emblemática de una mujer libre y transgresora en la colección de libros de EL PAÍS
Ha sido una de las escritoras del primer tercio del siglo XX que ha dejado mayor huella en las generaciones posteriores, y no sólo por su obra sino por su propia vida y su capacidad para remover lo establecido en el mundo social y cultural. Hija de un distinguido crítico e historiador, sir Leslie Stephen, su infancia estuvo rodeada de escritores, artistas e intelectuales, un caldo de cultivo que explica en parte su fascinación por la experimentación literaria y su transgresora actitud hacia lo establecido en lo que se refiere a las normas de conducta social y, muy especialmente, al papel de la mujer y a la reivindicación de una sexualidad diametralmente opuesta a la hasta entonces preconizada corrección. Tras la muerte de su padre, en 1904, Virginia decide instalarse con su hermana Vanessa Bell en el barrio londinense de Bloomsbury. Tenía 22 años. Un tiempo después, el grupo de amistades que frecuentaba la casa se convertiría en lo que se ha llamado 'el grupo de Bloomsbury', un selecto, heterodoxo y brillante conjunto de intelectuales y artistas que estimuló e influyó notablemente durante varias décadas en la cultura inglesa. En 1925 publicaría una de sus obras más famosas, Orlando (que los lectores de EL PAÍS podrán comprar mañana por tres euros), un excelente equilibrio entre el universo racional y una desbordante imaginación en la que la androginia del protagonista está basada en su íntima amiga, escritora y experta en jardinería, Vita Sackville-West. La edición en español tiene a un traductor de lujo: Jorge Luis Borges.

Bloomsbury
En los años treinta, el grupo de Bloomsbury era ya, según Woolf, 'una frase periodística carente de significado'. Pero antes, desde 1904, en aquel barrio 'extravagante' se reunían algunos de los intelectuales más ingeniosos y prominentes de aquel tiempo. T. S. Eliot revolucionaba la poesía; Desmond Mac Carthy, la crítica literaria; Virginia Woolf y E. M. Forster, la novela; Lytton Strachey, la biografía; Duncan Grant, Vanessa Bell y Roger Fry apadrinaron la llegada de Picasso y Cezanne a Londres; el marido de Virginia, Leonard Woolf, escribió el primer borrador de la Carta de la Sociedad de Naciones, y su amigo John Maynard Keynes cuestionaba las bases de la ciencia económica. En Londres había muchas personalidades brillantes fuera de aquel grupo, pero esa concentración de intelectos sigue deslumbrando.
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