Detenidos cinco jóvenes acusados de romper y robar la mano a la Cibeles
La policía busca ahora el trozo de escultura en los vertederos de escombros
Poco a poco, el enigma de la mano rota y desaparecida de la estatua de la Cibeles va viendo la luz. Agentes de la comisaría de Centro detuvieron durante el día de ayer a cinco jóvenes, con edades entre 20 y 24 años, acusados de haber participado en la rotura del monumento la madrugada del pasado sábado. Los arrestados, que pertenecen a familias acomodadas, reconocieron su participación en los hechos y señalaron que estaban muy ebrios cuando ocurrió el incidente. El fragmento de la escultura seguía anoche siendo buscado, sin éxito, en diversos vertederos.
La película de los hechos comienza la madrugada del pasado sábado, cuando un grupo de jóvenes miembros de familias de alto nivel económico salió a celebrar una despedida de soltero. Poco a poco la noche fue avanzando y con ella también aumentaba el grado de borrachera de los amigos. Éstos se encontraban alrededor de las cuatro de la madrugada en un bar de copas situado en la confluencia de las calles de Juan Bravo y Serrano, cuando decidieron trasladarse hasta la plaza de la Cibeles.
Cuando llegaron a la plaza, los amigos se bajaron de los dos coches en los que iban y decidieron quedarse en calzoncillos, ante la mirada atónita de los pasajeros que esperaban los autobuses nocturnos.
La pretensión de los jóvenes, según aseguraron en comisaría, era continuar con la fiesta y mojarse en la fuente de la diosa. El baño duró media hora. Uno de ellos decidió ir a más e intentó encaramarse en la cabeza de la Cibeles. Sin embargo, falló en sus cálculos y se apoyó en la mano izquierda de la escultura de Ventura Rodríguez. La presión ejercida por el joven hizo que la mano, de seis kilos, se fracturara y cayera estrepitosamente al agua. Lejos de preocuparse, los jóvenes siguieron con la juerga, llevándose el trozo de piedra.
Los muchachos subieron a la estatua de Cibeles para intentar emular el ritual que siguen sus ídolos del Real Madrid -equi-po del que dos de ellos son socios- cuando consigue un título. Tras romper la mano izquierda de la diosa, la metieron en su coche. Tras secarse, se montaron en los vehículos y se alejaron. La historia no se conoció hasta el día siguiente. Y fue gracias a dos de los participantes en el destrozo, que avisaron al diario El Mundo de lo sucedido la madrugada del sábado, según fuentes judiciales. Los jóvenes se dieron cuenta de la barbaridad que había cometido, después de que se le pasasen los efectos del alcohol. Dijeron entonces que habían abandonado la mano en un contenedor de escombros que estaba en el número 32 de la calle de Calero Pita, en el barrio de Entrevías (Puente de Vallecas). Antes la habían envuelto en papel higiénico e introducido en una caja de cartón para que no se estropease ni quedase a la vista de los viandantes.
Pero algo falló. Cuando intentaron recuperar la mano para devolverla a las autoridades municipales, llegó la sorpresa. El contenedor de escombros en el que dejaron el trozo de la escultura había sido retirado, por lo que la mano estaba extraviada.
Matrículas equivocadas
El pasado domingo, uno de los participantes en la rotura de la diosa Cibeles dio todo lujo de detalles de la hazaña, tras prestar declaración como testigo ante la policía. Pero en realidad era uno de los participantes en la juerga. Cometió un error al facilitar los números de la matrícula de uno de los coches participantes en el incidente: en lugar de dar la matrícula exacta, erró en un dígito, lo que derivó las pesquisas policiales hacia M. J. M., una vecina de 34 años del barrio de Santa Eugenia (Villa de Vallecas) que era ajena a todo.
La policía la llamó a declarar el lunes pasado a la comisaría de Centro y la mujer dijo que era inocente. Además, su coche era un Seat Marbella, y no un Renault Clío, como dijo el testigo. Los investigadores modificaron un número y les dio como resultado un Renault Clío rojo, cuya propietaria vivía en el municipio de San Martín de la Vega. De nuevo, las pistas de las placas de matrícula fallaron.
El Cuerpo Nacional de Policía y la Policía Municipal establecieron una gran rivalidad para detener a los autores y recuperar el miembro fragmentado. Además, el hecho de que el operador del 091 no pasara al 092 (Policía Municipal) el aviso de lo ocurrido en Cibeles, motivó la apertura de una información interna en la Jefatura Superior de Policía. El policía nacional de guardia dijo que no le dio credibilidad a la llamada porque el comunicante estaba ebrio.
Todo esto empezó a hacer desconfiar a los investigadores, que empezaron a sospechar de esos testigos tan bien informados. Un nuevo dato vino a reforzar la tesis de los investigadores, ya que al modificar un número de la primera matrícula facilitada por el joven (cambiar un 3 por un 6) se llegó hasta uno de los amigos de los supuestos autores.
Los investigadores montaron ayer diversas vigilancias en torno a los domicilios de los sospechosos y empezaron a detenerlos a mediodía. Los arrestos se produjeron siempre en chalés de la zona norte, en lugares como la Moraleja, los alrededores del hospital Ramón y Cajal y el barrio del Pilar. En todos los casos, se trata de familias de alto poder adquisitivo, entre los que hay un notario.
Los jóvenes fueron conducidos a la comisaría de Centro donde prestaron declaración. Fuentes policiales explicaron que los chavales, según iban declarando, reconocieron su participación en los hechos. Todos destacaron la gran borrachera que habían cogido durante la noche. Entre los detenidos están los hermanos José y Álvaro C. y Josué R., de unos 20 años. Su abogado explicó que ninguno de ellos fue el autor material de la rotura de la mano, que sí está entre los otros dos arrestados.
Algunos de los detenidos estaban pendientes de prestar declaración anoche y, según fuentes policiales, hoy pasarán a disposición del juzgado de guardia. La policía cree que los jóvenes se deshicieron de la mano en Vallecas para intentar despistar a los investigadores y resultara más difícil su localización.
La incógnita, sin embargo, sigue abierta, ya que la mano izquierda de la diosa seguía anoche sin ser recuperada. Fuentes policiales consideraron muy difícil poder hallarla, ya que seguramente el contenedor de escombros de la calle de Calero Pita fue vaciado en algún vertedero de inertes y por la presión de otros cascotes ha podido quedar reducido a arenilla. Ahora la policía intenta descubrir cuál es la empresa del contenedor y dónde fue vaciado éste para ver si es posible sacar la mano de entre los escombros.
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