El Gobierno español elude una réplica dura a Marruecos para rebajar la tensión
Trillo y Arenas denuncian la 'premeditación' de Rabat, que eleva el tono de su protesta
El Gobierno español moderó ayer su lenguaje oficial frente a la suspensión de la visita a Madrid del ministro marroquí de Exteriores, Mohamed Benaissa, mientras sus portavoces hacían saber oficiosamente que había que evitar caer en provocaciones. Sobre todo, después de que las autoridades de Rabat publicaran una nueva y más dura protesta por el supuesto vuelo sobre su territorio, ayer mismo, de una avioneta de la Armada española. Acerca del incidente del domingo, el Ejecutivo se limitó a expresar ayer sorpresa y pesar, y a negar que el helicópero que sobrevoló Perejil aterrizara en el islote.
'El Gobierno manifiesta su sorpresa por la interpretación que de estos hechos han realizado las autoridades marroquíes y lamenta que esta interpretación haya sido alegada por el ministro de Asuntos Exteriores marroquí para suspender su visita a Madrid', se lee en el comunicado hecho público ayer por La Moncloa, que reafirma la versión española de lo sucedido: una patrullera marroquí soltó una zódiac a primeras horas de la tarde del domingo en las proximidades de Perejil y un helicóptero español sobrevoló la zona hasta que comprobó que la lancha se dirigía a la costa de Marruecos y no al islote.
'El Gobierno español niega que estos hechos hayan supuesto violación alguna del acuerdo de mantenimiento del statu quo', dice la nota del Ejecutivo. La ministra de Exteriores, Ana Palacio, recalcó, por su parte, que ni siquiera cabe hablar de 'incidente', sino más bien de 'un sucedido', y se mostró confiada en que 'la situación se aclare' para 'concertar una nueva entrevista' en el más breve plazo posible, aunque reconoció que la explicación española de lo ocurrido 'no coincide en absoluto' con la de Marruecos. Rabat niega que hubiera movimientos significativos de sus fuerzas en torno a Perejil y asegura que el helicóptero de la Armada española se posó sobre el islote.
Fuentes diplomáticas estiman que para fijar la fecha de una nueva reunión 'habrá que esperar a ver qué dice Marruecos después de las elecciones del 27 de septiembre' y consideran, como su ministra, que la tensión será pasajera y que Rabat no apostará por la confrontación permanente.
La nueva protesta marroquí de ayer cayó como un mazazo sobre estos planteamientos. El Ministerio de Asuntos Exteriores del país vecino denunció, en efecto, 'una nueva violación de su espacio aéreo' realizada por 'un avión de la Marina española, del tipo Cessna, que llevaba el nombre Armada' y 'sobrevoló varias veces' el islote de Perejil y 'el interior de la costa norte' de Marruecos. 'Las autoridades marroquíes se preguntan con preocupación sobre los objetivos perseguidos por el ejército español mediante la multiplicación constatada de actos de violación, diversos y reiterados, del espacio aéreo marroquí cuando los dos países se preparan para abrir un diálogo franco y sereno', añade el comunicado. El Gobierno español desmintió ayer, a través de diversas fuentes, que algún avión de la Armada hubiera sobrevolado territorio de Marruecos. La ministra de Exteriores aseguró que el avión denunciado por Marruecos no pertenecía al Ejército sino a Tele 5, que negó que se hubiese internado en espacio marroquí.
Ni el presidente del Gobierno, José María Aznar, que acogió las noticias de Rabat 'con preocupación', según indicaron sus portavoces, en Copenhague, ni Palacio ni ningún otro miembro del Gabinete quisieron especular en público sobre las posibles motivaciones de Rabat para esta escalada verbal. También dijo que quería evitar cualquier 'juicio de intenciones' el ministro de Defensa, Federico Trillo, que, sin embargo, tachó de 'desproporcionada' y 'equívoca' la reacción de Rabat en torno a un 'incidente menor' que el ministro consideró 'provocado por los marroquíes como pretexto' para suspender la visita de Benaissa.
Excusa para no cumplir
Según Trillo, Marruecos ha demostrado 'una vez más' con su actuación que 'o quiere interpretar las cosas de una manera errática, o sencillamente las utiliza como excusa para no cumplir' el acuerdo de mantenimiento del statu quo de Perejil alcanzado el pasado julio 'con el aval de Estados Unidos'.
Otro ministro, el de Administraciones Públicas, Javier Arenas, pidió a Marruecos el 'clima de lealtad que siempre es exigible entre buenos socios', tras declarar: 'Tengo la impresión de que la inexistencia de esa reunión [cancelada ayer entre Benaissa y Palacio] es una cuestión premeditada y que estaba establecida de antemano'.
La responsable de Relaciones Internacionales del PSOE, Trinidad Jiménez, opinó que Marruecos ha cometido 'una nueva torpeza' y respaldó la actuación del Gobierno, pero emplazó a la ministra de Exteriores a consensuar en las Cortes una posición de todos los partidos para lograr 'un marco estable de relaciones bilaterales'.
El portavoz de Exteriores de CiU, Ignasi Guardans, sostuvo que España debe 'tener paciencia, aguantar y seguir demostrando que dos no discuten si uno no quiere, pues no tiene nada que ganar en un conflicto con Marruecos'.
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