Dos pacientes denuncian a una doctora que les inyectó anticelulíticos prohibidos por Sanidad

Dos pacientes han presentado una querella contra una doctora de Barcelona que elaboró y les inyectó inflitraciones para adelgazar con un producto que está prohibido por el Ministerio de Sanidad y que les ha provocado una reacción alérgica en la piel. Las dos víctimas acusan a la doctora de los delitos de lesiones, contra la salud pública y estafa. A principios de agosto, la Generalitat de Cataluña y la Comunidad de Madrid advirtieron que algunos centros de estética estaban inyectando por vía subcutánea productos anticelulíticos que sólo pueden aplicarse sobre la piel.

Uno de los dos pacientes que han presentado la querella es un profesional del strip tease, quien asegura que ha perdido su trabajo por culpa de unas manchas que le han salido en la piel.

En el caso de estos dos afectados y según la querella, la facultativa elaboró una 'fórmula de fabricación propia' que contenía Tiratricol, extracto de alcachofa y procaína. El Tiratricol, se explica en la denuncia, 'es una sustancia con actividad hormonal tiroidea que no está autorizada como ingrediente o principio activo de ninguna especialidad farmacéutica ni para uso en cualquier forma medicamentosa, como las fórmulas magistrales, pues no tiene indicaciones reconocidas legalmente'. El uso de esta sustancia ha sido prohibido por el Ministerio de Sanidad.

La denuncia señala que J. B., que trabaja 'en el ámbito de la animación de locales de ocio nocturno', acudió a principios de 2001 a una consulta médica particular para recibir 'servicios de podología'. En el establecimiento sanitario trabajaba M. T. G. R., quien se presentaba a los pacientes 'como médico homeópata'.

J. B. solicitó a la doctora algún tratamiento para reducir grasa en la cintura, petición a la que ésta respondió ofreciéndole una terapia que consistía en practicar unas infiltraciones de una 'fórmula de fabricación propia' que contenía Tiratricol. La denuncia añade que la mujer adquirió los componentes y elaboró la fórmula. El 10 de febrero de 2001 practicó la infiltración en su establecimiento, situado en la calle de Còrsega de Barcelona. En días posteriores, el hombre recibió 11 infiltraciones por las que pagó 323,94 euros, 'sin que se le realizara advertencia alguna de alergias, ni se realizasen pruebas de ningún tipo'.

Días después, J. B. se puso en contacto con una amiga, M. M., a quien le recomendó el tratamiento. La mujer, que también ha denunciado a la facultativa, decidió someterse también a las infiltraciones, por las que pagó 117,79 euros.

En marzo de 2001, el hombre acudió a la consulta de la doctora porque le habían salido 'unas grandes manchas rojas por el abdomen y la zona lumbar'. La facultativa le recetó una pomada y le aseguró que 'se trataba de una reacción alérgica que desaparecería al poco tiempo'. Días después, las mismas manchas le aparecieron a M. M.

Varios afectados

Al ver que las manchas no desaparecían, ambos pacientes acudieron de nuevo a la consulta de la mujer y ésta les explicó que el Tiratricol que les suministró 'debía de estar caducado o en mal estado ya que existían varios afectados por el mencionado tratamiento'.

La querella añade que el hombre continúa siendo tratado por un dermatólogo para conseguir que desaparezcan las manchas, lo cual le supone 'un perjuicio estético' que le ha comportado el despido de su empleo. La mujer también está siendo tratada por un dermatólogo y ambos pacientes sufren 'depresión' y 'ansiedad'.

La querella está siendo investigada por el Juzgado de Instrucción número 22 de Barcelona. Los afectados solicitan la detención de la mujer y su ingreso en prisión preventiva o el pago de una fianza de 30.000 euros.

La Generalitat ya alertó el pasado mes de agosto acerca de que el uso de estos productos por vía subcutánea puede provocar efectos para la salud como inflamaciones de piel e inicios de procesos infecciosos ya que no se han sometido a ningún procedimiento de esterilización.

Los inspectores de Sanidad detectaron la presencia de estos productos el pasado julio en una empresa de Barcelona distribuidora de cosméticos, Mesoestètic, a la que abrieron un expediente sancionador.