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Chirac y Putin se resisten a secundar a Bush contra Irak

Francia, Rusia y China exigen apurar antes las vías diplomáticas

George W. Bush topó ayer con el escepticismo de Jacques Chirac, Jiang Zemin y Vladímir Putin. El presidente de EE UU habló por teléfono con los presidentes de Francia, China y Rusia para intentar convencerles de la necesidad de actuar contra Irak, pero no obtuvo éxito. Sólo el primer ministro británico, Tony Blair, está con Bush. Las otras tres potencias del Consejo de Seguridad de la ONU mantienen su oposición a una acción bélica. El Congreso estadounidense tampoco quiere precipitarse. Pese al bombardeo, el jueves, de una base aérea iraquí, la guerra no parece inminente.

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Bush inició temprano, sobre las 7.30, su ronda de llamadas. Fueron conversaciones breves. Al cabo de media hora, el presidente de EE UU había comprobado ya que le quedaban muchos obstáculos que allanar antes de poder trazar planes concretos respecto a Irak. Bush 'dijo a los líderes extranjeros que valoraba su opinión, subrayó que Sadam Husein representaba una amenaza para todos y que debían trabajar conjuntamente para asegurar la paz mundial', comentó después Ari Fleischer, portavoz de la Casa Blanca.

El mensaje fue recibido fríamente. Catherine Colonna, portavoz del Elíseo, explicó que Jacques Chirac repitió para Bush lo que había dicho ya muchas veces antes: que cualquier acción militar contra Irak debía ser decidida por el Consejo de Seguridad de la ONU, y que había que apurar antes todas las opciones diplomáticas. El presidente ruso, Vladímir Putin, recibió dos llamadas, la de Bush y la de Blair. Putin les expresó su opinión de que existían 'posibilidades reales' de resolver la crisis pacíficamente y les aconsejó que abrieran un diálogo con Bagdad, según un comunicado del Kremlin. El presidente chino, Jiang Zemin, no quiso difundir el contenido de su conversación con Bush. En los tres casos, Bush prometió enviar a los tres países diplomáticos de alto rango para seguir dialogando, después de su discurso del día 12 ante la asamblea general de la ONU.

El portavoz Fleischer dijo ayer que la Casa Blanca disponía de 'pruebas' sobre la acumulación de armas de destrucción masiva en Irak y sobre 'el propósito de Sadam de utilizarlas'. Cada vez resulta menos probable, sin embargo, que esas supuestas pruebas sean expuestas ante la opinión pública internacional el próximo día 12.

Dentro del Consejo de Seguridad, Bush sólo cuenta con el voto favorable de los británicos. Los otros tres países con derecho de veto no han acercado sus posiciones a las de Washington. En esa situación, Bush ha decidido, según fuentes de la Casa Blanca citadas por la cadena CBS, que su discurso ante la Asamblea General sea relativamente contemporizador.

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El discurso girará en torno a la idea de que la ONU necesita ser capaz de imponer a Irak sus propias resoluciones, si quiere mantener un mínimo de credibilidad y de relevancia. Bush aún sopesa la opción de pedir al Consejo de Seguridad que plantee a Bagdad un ultimátum sobre el retorno de los inspectores de armas. Sólo hablará de ultimátum, según las mismas fuentes, si antes se asegura el beneplácito de París, Moscú y Pekín.

Las dificultades de Bush ante Rusia, China y Francia son similares a las que encuentra en el Congreso. Los demócratas, con mayoría en el Senado, quieren debatir largamente la cuestión iraquí y no tienen la menor intención de votar sobre una posible guerra antes de las elecciones de noviembre, como deseaba el presidente. Los principales líderes del Senado y la Cámara de Representantes se reunieron el jueves con el vicepresidente, Dick Cheney y con el director de la CIA, George Tenet, para recibir información confidencial sobre los arsenales iraquíes.

En Irak, mientras, EE UU y Reino Unido realizaron un nuevo ataque sobre posiciones antiaéreas de Irak, para asegurar las zonas de exclusión aérea creadas en 1990 en el norte y el sur del país, con el fin de impedir el vuelo de aviones militares iraquíes y proteger a las minorías kurda y shií. El general John Rosa, subdirector de Operaciones del Pentágono, informó de que habían sido disparados 25 proyectiles contra la base de Al Rutbah, cerca de la frontera jordana y fuera de la zona de exclusión y que en la operación participaron 12 aviones. Fuentes de Bagdad dijeron que el ataque alcanzó objetivos civiles, pero sin causar bajas.

Soldados de EE UU en la cubierta del portaaviones <i>George Washington</i>, en aguas del Golfo Pérsico.
Soldados de EE UU en la cubierta del portaaviones George Washington, en aguas del Golfo Pérsico.ASSOCIATED PRESS

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