Israel retrasa la deportación de familiares de terroristas palestinos
El Supremo vuelve a aplazar su fallo para alcanzar mayor consenso
El Tribunal Supremo de Israel volvió a aplazar ayer la adopción de una sentencia firme en relación a los tres palestinos acusados de ayudar a sus respectivos hermanos a perpetrar atentados, que están pendientes de expulsión a la franja de Gaza. Los nueve miembros del alto tribunal continuarán con sus deliberaciones hasta que logren el máximo consenso posible, antes de tomar una decisión definitiva.
Este nuevo retraso por parte del Tribunal Supremo a la hora de adoptar una decisión refleja su gran relevancia, dado que creará un importante precedente, en una materia en la que colisionan claramente el derecho interno y el derecho internacional.
Aunque parece algo inexorable, según se puede deducir de la dinámica de los acontecimientos de los últimos meses, en que el Gobierno ha endurecido al máximo sus medidas antiterroristas, la defensa continuará bregando hasta el final, de forma que esto quede también recogido por la jurisprudencia. La batalladora abogada y defensora de los derechos humanos israelí Lea Tzemel no cejará en su empeño de impedir que la deportación de parientes de terroristas se convierta en práctica habitual, tal como lo es ya la demolición de sus viviendas familiares.
Durante la vista de ayer, el abogado del Estado, que representa a las Fuerzas Armadas en este caso, Shai Nitzán, volvió a resaltar la gran efectividad que ha tenido la aplicación de este tipo de medidas punitivas a la hora de disuadir a los extremistas palestinos de perpetrar nuevas acciones terroristas. La argumentación de Nitzán se basó en las recomendaciones elaboradas por un grupo de expertos en seguridad que fueron luego adoptadas por el Gobierno.
Por otro lado, unidades de la Brigada Golani lograron detener ayer al jeque Yamal Abu el Hiya, uno de los principales dirigentes del brazo armado del movimiento islamista Hamás en el norte de Cisjordania. El arresto tuvo lugar durante una operación rutinaria de búsqueda casa por casa practicada en el campo de refugiados de Yenín. Los servicios de seguridad israelíes responsabilizan a Abu el Hiya de organizar al menos tres operaciones suicidas que causaron la muerte a casi cuarenta personas y dejaron heridas más de un centenar.
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