Sanidad confía controlar el brote de legionela la próxima semana
La progresiva reducción de nuevos casos de legionela en Mataró devuelve la esperanza a las autoridades sanitarias sobre el cercano fin del brote. Aunque ayer se diagnosticó un nuevo caso en un hombre de 48 años que no requirió hospitalización, los técnicos del Departamento de Sanidad confían en controlar el brote la próxima semana, cuando concluya el periodo de incubación de la bacteria en aquellas personas contagiadas antes de cerrar la última torre de refrigeración sospechosa de estar contaminada, el pasado 16 de agosto.
El nuevo caso de legionela diagnosticado ayer hace que ya sean 99 los afectados por el brote. De ellos, 16 siguen hospitalizados, uno de los cuales en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital de Mataró.
La disminución continua de nuevos ingresos en los últimos días reafirma la hipótesis de los responsables de Sanidad, quienes creen que todo apunta a la torre de refrigeración de la fábrica Hielos del Maresme como el más probable foco de infección. La instalación de la empresa fue clausurada el día 16, por lo que la aparición de nuevos casos, si los indicios de los técnicos de sanidad son ciertos, debería cesar mañana. Los resultados de las analíticas determinaron que la torre estaba infectada por la bacteria legionella pneumophilla, es decir, del mismo serogrupo que la que ocasionó el brote.
Las primeras cuatro torres de refrigeración que se detectaron quedan casi descartadas como posibles focos de legionela a causa de la prolongación de la enfermedad desde su desinfección. Pese a que en una de las cuatro instalaciones se hallaran restos de legionella pneumophilla, sólo cabría considerarlas en caso de que la bacteria se hubiera reproducido. Por ello, el Departamento de Sanidad ha tomado nuevas muestras de las cuatro torres para comprobar que el tratamiento de choque que aplicó ha funcionado correctamente.
La aparición de este brote también ha puesto en tela de juicio el decreto que el Gobierno catalán promulgó el mes de mayo. La norma establece la obligación de inspeccionar las torres de refrigeración cada seis meses y estipula sanciones de entre 3.000 y 60.000 euros para quienes no lo hagan. Sin embargo, el cumplimiento de este decreto no garantiza que las instalaciones sean inmunes a la bacteria. Prueba de ello son las cuatro primeras torres contaminadas que se localizaron en el barrio de Cerdanyola de Mataró: estaban censadas y cumplían los puntos establecidos en el decreto, pero estaban contaminadas por la bacteria.
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