Un jefe de la policía británica pide al raptor de las niñas que le llame
Habilitada una línea especial de teléfono
La policía británica retomó ayer la hipótesis de que Jessica Chapman y Holly Wells siguen vivas y se dirigió al posible secuestrador para que entable contacto con el máximo responsable de la investigación del caso. Las instrucciones de cómo acceder al detective David Beck se transmitieron en sendos mensajes, personal y de texto, al teléfono móvil de Jessica, que la niña portaba al salir de casa el pasado domingo, día 4. 'Escuche el mensaje. Hay una salida a esto', urgió el detective en un vídeo transmitido a media tarde por televisión.
El cambio de estrategia ha sido posible tras descartarse un terreno arbolado como el lugar de enterramiento de las niñas, ambas de 10 años. Hasta la medianoche de ayer, la línea telefónica conectará directamente con Beck en un intento, explicó a la prensa, de 'dar a estas personas, si hay más de una, la oportunidad de entrar en contacto exclusivo conmigo'.
La noche anterior, expertos forenses y técnicos policiales acordonaron una zona de Newmarket, a unos 15 kilómetros de la residencias de ambas familias, siguiendo la información de un testigo, que escuchó gritos infantiles el día de la desaparición de las escolares y, anteayer, descubrió lo que se temía fueran sus tumbas. Concluida la meticulosa inspección del terreno, la policía relacionó la tierra removida con los movimientos de algún tejón.
'Fue horrible, una de las noches más largas de mi vida. Pensábamos que estaban muertas, pero esta mañana hemos recuperado un poco la esperanza', dijo ayer la abuela de Holly, Agnes Wells. Pero con la esperanza regresó también la frustración ante el lento progreso de la investigación y la ausencia de resultados. Ayer, el matrimonio Chapman expresó en un comunicado que el 'alivio' experimentado al saber que ambas amigas no estaban enterradas en Newmarket pronto se tornó en angustia: '¿Dónde están?', se preguntan constantemente.
Este sentimiento se extiende entre la familia Wells. 'Al principio experimentamos alivio absoluto, pero ya se nos ha pasado y es difícil dejar de temer lo peor', señaló Gerald, abuelo de Holly. 'Esto es una pesadilla horrible, pero uno no puede rendirse. Tenemos que mantener la esperanza', continuó.
Pese al gran despliegue policial y la masiva cooperación del público británico, la investigación ha vuelto al punto de partida. Por lo pronto, se ha descartado como prioritaria una pista que se creyó crucial esta misma semana. Se trata del automóvil verde, con dos pequeñas en su interior, que vio un taxista en la zona pero, según se supo ayer, a una hora que no encaja con los últimos movimientos conocidos de las dos niñas desaparecidas.
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