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El Gobierno francés quiere ilegalizar el grupo ultraderechista del agresor de Chirac

Sarkozy plantea un amplio refuerzo de seguridad en torno al presidente de la República

El ministro francés de Interior, Nicolas Sarkozy, ha puesto en marcha la ilegalización del grupo ultra Unidad Radical (UR), en el que milita Maxime Brunerie, el joven que el pasado 14 de julio disparó contra el presidente de la República, Jacques Chirac. A raíz de este atentado frustrado, y pese a que la versión oficial descarta que formase parte de un compló, Sarkozy ha ordenado a los servicios de seguridad que intensifiquen la investigación de 'estructuras potencialmente violentas' y pide el visto bueno del Gobierno para reforzar la seguridad del presidente.

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La ilegalización se apoya en una ley de 1936 que permite la disolución de todo movimiento que 'por su forma y su organización, presente el carácter de grupo de combate o de milicia privada'.

En el pasado ya fueron disueltos otros grupúsculos de extrema derecha y se declaró ilegales al Frente Nacional de Liberación de Córcega (FNLC) y a Iparretarak.

Unidad Radical, que apareció en 1998, es el puerto donde recalan una serie de extremistas llegados desde otros grupúsculos. El partido en cuestión expresó su simpatía por Maxime Brunerie pero se desmarcó rápidamente del correligionario, calificando de 'insensato' el recurso a la acción terrorista.

Unidad Radical carece de un aparato partidista clásico y funciona a través de Internet, donde teoriza sobre la 'tercera vía revolucionaria' que debe abrirse 'entre el terrorismo y el electoralismo'.

'Ascensor electoral'

En la extrema derecha francesa se mezclan los radicales antisistema, con los militantes o simpatizantes que buscan partidos que les sirvan de 'ascensor electoral'. Maxime Brunerie concurrió en 2001 a las elecciones municipales como candidato del partido de Bruno Mégret en París y apoyó a este último en su campaña presidencial.

Entre las dos vueltas de las presidenciales, Unidad Radical pidió el voto para Jean-Marie Le Pen y participó en el cortejo que siguió a este caudillo durante la marcha del Primero de Mayo.

Sin embargo, las gentes de esa franja política han sufrido una decepción total al comprobar los nulos resultados electorales de los líderes de la ultraderecha, Le Pen y Mégret. La ilegalización de Unidad Radical, sin afectar directamente a ninguno de los dos, vuelve a señalar la peligrosidad potencial del magma ultraderechista.

Un portavoz del grupo ultra Unidad Radical se expresó ayer en términos casi mesiánicos, expresando su fe en que la ilegalización dará aún más fuerza a su partido: cambiarán de denominación, y a otra cosa.

'La disolución es un empujón formidable. Ahora vamos a tener que transformarnos en un verdadero movimiento político', afirmó Guillaume Luyt, el portavoz de Unidad Radical.

En previsión de una deriva cada vez más violenta, el ministro Sarkozy ha instruido a los servicios policiales para que 'refuercen el trabajo de investigación y de vigilancia de los grupos o estructuras de potencialidad violenta, que atraen a los individuos de riesgo'.

El ministro exhorta a los policías a usar 'las mismas técnicas que las utilizadas en la prevención del terrorismo y del gran bandidaje' y autoriza a sus servicios a poner en práctica 'dispositivos de seguimiento a la salida de los domicilios', los días de las ceremonias.

Según una información publicada por el Journal de Dimanche, y no desmentida, el ministro del Interior ha pedido también el visto bueno del Gobierno para reforzar el aparato de seguridad en torno al presidente de la República.

Un 'cuadro' de jinetes

Para ello, Sarkozy pide que se duplique el cordón policial de las grandes ceremonias -el 14 de Julio estuvo constituido por casi un millar de agentes- y sugiere que los jinetes de la Guardia Republicana formen un cuadro en torno al jefe del Estado -en lugar de seguirle, como se hace hasta ahora- para obstaculizar la tarea de asesinos en potencia del presidente que, en las grandes ocasiones, siempre va en coche descubierto.

Sarkozy quiere que se agregue un vehículo blindado al cortejo, en el que el jefe del Estado pueda refugiarse en caso de peligro.

El tenor de esta batería de medidas se compadece mal con la efectista demostración de menosprecio por el riesgo que Chirac hizo recientemente, dándose un paseo por la zona de París que rodea su residencia de El Elíseo, en compañía del rey Abdalá de Jordania.

Tras dejarle en su hotel, Chirac se entretuvo un rato saludando a tenderos y paseantes y se paró ante algún escaparate antes de volver a los muros del Elíseo, seguido de una acongojada escolta.

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