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Blair desoye la presión unionista y mantiene al Sinn Fein en el Gobierno del Ulster

Los protestantes, decepcionados, consideran que la crisis política sigue abierta

Siguiendo el guión previsto, el primer ministro británico, Tony Blair, cerró ayer en falso la crisis política que vive el proceso de paz en Irlanda del Norte. Desoyendo la presión unionista, Blair confirmó su negativa a declarar que el Ejército Republicano Irlandés (IRA) ha roto el alto el fuego, lo que hubiera supuesto la inmediata expulsión del Sinn Fein del Ejecutivo autónomo. El ministro para Irlanda del Norte, John Reid, explicó las medidas que piensa tomar para reducir la violencia paramilitar, entre ellas el despliegue de más policías y soldados en las zonas conflictivas.

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Como estaba también previsto, las explicaciones del Gobierno británico no dejaron satisfecho al ministro principal y líder de los unionistas moderados del UUP, David Trimble, por lo que permanece abierta la amenaza de una crisis institucional y aumentan las posibilidades de que se tengan que anticipar a este otoño las elecciones, previstas para la primavera de 2003.

Tony Blair intentó cerrar la crisis institucional con una declaración política de gran firmeza en defensa del proceso de paz, en la que enfatizó que no hay niveles de violencia aceptables, pero al mismo tiempo recordó a los atribulados partidos unionistas que la situación actual no era comparable a la que se vivía antes del alto el fuego. En una palabra, les vino a pedir que no exageraran. Tuvo palabras de advertencia contra la violencia de paramilitares, pero no satisfizo las exigencias unionistas de que sancionara por ello al Sinn Fein declarando roto el alto el fuego de su brazo armado, el IRA.

El ministro para Irlanda, John Reid, explicó después las medidas que quiere impulsar el Gobierno para acabar con la tensión que día tras día amenaza la convivencia en la provincia, y muy en particular en el norte y en el este de Belfast.

Reid anunció que el fiscal general, lord Goldsmith, está estudiando la adopción de nuevas medidas para luchar contra la violencia y dar mayor poder a la policía para perseguir los actos de terrorismo, la violencia y el crimen organizado. El ministro analizará las acusaciones que pesan sobre los paramilitares de ambos bandos y hará una evaluación antes de que acabe el verano.

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Entre las medidas anunciadas ayer figura también el despliegue de 250 policías y soldados en las zonas conflictivas, el estrecho control de los paramilitares más conocidos, la investigación a fondo de las informaciones que lleguen a la policía acerca de la actividad, entrenamiento o adquisición de armas por parte de organizaciones paramilitares o el tratamiento a fondo de cualquier información sobre indicios de preparación de violencia terrorista en Irlanda del Norte o en cualquier otra zona. La declaración de Blair y estas medidas anunciadas por Reid dejaron fríos a los unionistas, que no ven ninguna iniciativa política nueva ni creen que ninguna de las medidas concretas sobre el terreno anunciadas por Reid vaya a cambiar sustancialmente la situación.

La crisis actual es consecuencia de las quejas planteadas hace unas semanas por David Trimble. El ministro principal se ampara en la tensión que se vuelve a vivir en Belfast, donde los ataques y las represalias entre paramilitares de ambos bandos han entrado en una espiral muy peligrosa. Y también en la cascada de acusaciones que han caído sobre el IRA en los últimos meses, desde la compra de nuevo armamento en Rusia hasta el asalto del cuartel general de la policía especial en el Ulster y su supuesta colaboración con la guerrilla colombiana.

Maniobra política

Pero detrás de esas acusaciones palpita la creciente debilidad de Trimble al frente de su partido. El desencanto se extiende entre la población protestante y eso radicaliza a los políticos. El partido radical del reverendo Ian Paisley se vislumbra como la fuerza mayoritaria del unionismo y el ala dura del partido de Trimble amenaza su liderazgo. El ministro principal, cuya habilidad en la maniobra política le ha permitido resistir hasta ahora todos los ataques, podría aprovechar la débil respuesta dada ayer por Tony Blair a sus exigencias para acabar siendo él quien se marche, ya que el Gobierno no expulsa al Sinn Fein. Lo que significaría la convocatoria de elecciones anticipadas con él a la cabeza del unionismo moderado.

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