Los escándalos financieros salpican la política alemana
El dinero se está convirtiendo en la guillotina de los políticos alemanes a sólo dos meses de las elecciones. Tras la destitución, la semana pasada, del ministro de Defensa, el socialdemócrata Rudolf Scharping, por cobros ilegales, hoy dimite el ministro de Justicia del estado de Brandenburgo, el democristiano Kurt Schelter, por dudosos negocios inmobiliarios en Berlín y un lamentable olvido en el pago de los reglamentarios impuestos.
Además, la carrera modélica de un popular diputado de los Verdes, Cem Özdemir, se tambalea al conocerse que recibió en 1999 un crédito de 40.000 euros de manos del mismo empresario, Moritz Hunzinger, que pagó a Scharping. Ahora Özdemir no para de dar entrevistas aclarando el porqué y cómo del préstamo de Hunzinger, personaje al que los tabloides alemanes ya llaman El padrino (tiene una lista de 60.000 personalidades en su agenda, entre políticos, periodistas y empresarios).
Hasta el ministro de Exteriores, Joschka Fischer, se ha visto salpicado por la marea. Fischer habría cobrado, según la revista de la cadena de televisión ARD, 'unos cuantos miles de euros', por la publicación de su libro El largo viaje hacia mí mismo y, según la ARD, un ministro del Estado no debe recibir ningún ingreso paralelo.
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