La otra guerra

(...) La Encuesta Social de Fedesarrollo, recientemente publicada, le pone números a una verdad de a puño: el Estado colombiano va camino de ser otro de los más rotundos fracasos sociales en Latinoamérica. (...) En Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, los pobres están vendiendo la plancha, y los ricos, el carro, porque la plata no les alcanza. Los de clase media y alta están cambiando los niños de colegio privado a público. (...) Veintisiete millones de habitantes sumidos en la pobreza, en un país de 42 millones, constituyen un pésimo indicador. (...) En los últimos cuatro años las filas de los pobres han sido engrosadas con 5 millones de personas. En este cuatrienio fueron dejadas a un lado por la sociedad y por el Estado, (...) en un país en el que (...) el 1,08% de los propietarios posee el 53% (...)

Ésta es la realidad. Hasta no hace mucho, era potestad de una izquierda estigmatizada plantearla en estos términos. Y la guerrilla (...) perdió la oportunidad de dejar las armas, durante el proceso de paz, y abanderar legítimas aspiraciones sociales. Por su parte, el establecimiento, acostumbrado a juzgar la situación del país únicamente por el número de secuestros o la magnitud de la amenaza de las FARC (...), no se ha pellizcado ante lo que es obvio: aquí se está incubando un conflicto de magnitudes colosales y es urgente, imprescindible, tomar medidas.

De no librar esa otra guerra, el día menos pensado estaremos viendo a millones de desesperados embarcarse por su propia cuenta en uno de los bandos armados.

Bogotá, 19 de julio