Los autores españoles polemizan en Gijón sobre la novela policiaca
La Semana Negra acaba con récord de actos y una amplia participación de escritores
¿Qué hay de nuevo en la novela negra española?: polémica. Éste es el resumen del debate en el que los escritores españoles se enzarzaron sobre la buena o mala salud del género negro, sobre sus límites y aportaciones. La sangre no llegó al río, porque todos son colegas y buenos amigos. La sorpresa fue la salida de nuevas novelas renovadoras del género, Sangre a borbotones, de Rafael Reig, y El vuelo del hipogrifo, de Elia Barceló.
Abrió el fuego Andreu Martín desde una posición provocadoramente pesimista. 'Como fenómeno, la novela negra no existe. Está en la UVI'. No hay colecciones, ni las editoriales, ni la prensa, ni la crítica se ocupan de ella, dijo. Juan Pedro Aparicio se alineó con él, pero con cierta distancia. Criticó el colonialismo norteamericano que sufre España y el menosprecio a un género que practicaron autores como Borges o Bioy Casares.
José Carlos Somoza contraatacó: 'Las etiquetas sólo sirven para encasillarnos en normas. Yo, cuando me siento a escribir no pienso en si voy a hacer una novela negra, erótica o de género. Todo es novela negra'. 'No hay colecciones por la enorme diversidad de la novela negra, porque no se sabe dónde empieza ni dónde acaba', dijo Eugenio Fuentes. Nacho Faerna afirmó que lo que pasa es que hay una crisis de realismo.
Se habló de caos y de confusión y Martín dijo la última palabra: 'Si todas las novelas son negras, ¿qué estamos haciendo aquí? Si nosotros mismos no sabemos lo que hacemos, ¿por qué venimos a la Semana Negra? Hace falta más reflexión sobre el tema'.
¿Qué hay de nuevo en la novela negra española? Por lo pronto, una nueva obra de Andreu Martín, Juez y parte (Espasa); La gran bruma (Espasa), la segunda entrega de las aventuras del inspector Malo, de Juan Pedro Aparicio; o Quieto (Ediciones B), de Nacho Faerna. Y en una línea deslumbrantemente renovadora, dos libros sorprendentes editados por Lengua de Trapo: Sangre a borbotones, de Rafael Reig (Cangas de Onís, Asturias, 1963), una novela transgénica protagonizada por un melancólico detective de línea clásica, situada en la era del pospetróleo, en un Madrid en que la Castellana es navegable, y en la que mezcla todos los géneros: negro, ciencia-ficción, novela del Oeste y erótica. La otra, El vuelo del hipogrifo, de Elia Barceló (Alicante, 1957), la gran dama española de la ciencia-ficción, que se ha pasado a la intriga rompiendo todas las fronteras: es una novela policiaca, fantástica, de ciencia-ficción, épica y con un final de folletín del XIX.
Por lo visto, en Gijón, la Semana Negra, que inventó hace 15 años Paco Ignacio Taibo y que sigue dirigiendo con caótica mano de hierro, goza de buena salud. Ha batido todos los récords, de debates, de participación, de autores y juerga.
Los más de 50 escritores que han estado allí se van con las alforjas llenas. Por ejemplo, el primer número de la revista Prótesis (www.protesis.pasadizo.com), consagrada al crimen. Es todo un homenaje a Prótesis, una de las mejores novelas de Andreu Martín, a quien está dedicada buena parte de esta entrega. Los escritores se han enterado también en Gijón de que existe La Bòbila, una biblioteca pública de L'Hospitalet (Barcelona), que se está especializando en el género negro. Tiene más de 1.000 novelas, 300 películas, libros de consulta, cómics y bandas sonoras. Editan además una revista, L. H. Confidencial, en referencia a la novela de James Ellroy. Y además tienen una web (www.generenegre.net), en castellano y en catalán, que contiene, entre otras cosas, un directorio de las mejores webs de la novela negra.
Y en el gran fin de fiesta, la Semana Negra regaló un original libro, Misterio a la carta. Recetas de policías y ladrones, escrito por Cristina Macía y con ilustraciones de Marta Cano. En él se pueden encontrar las recetas de lo que comía Sherlock Holmes, de las tortillas de Poirot, la bullabesa de Maigret o la crema de pollo de Philip Marlowe.
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