Lula
Cuando todas las secciones de economía de la prensa nos amenazan (¡Que viene Lula! La crisis amenaza a Brasil), siento rabia. Me pregunto a qué Brasil se refieren, porque les aseguro que el que yo conozco pasa hambre, aunque la Bolsa suba; es explotado, aunque el BBVA mejore con mucho sus beneficios en América, y tienen miedo por su futuro cada vez que las instituciones financieras internacionales saludan regocijadas las políticas de Fernando Henrique Cardoso o sus predecesores en el cargo.
Mi Brasil espera a Lula como agua de mayo, y no piensen que esperan de él grandes cambios revolucionarios. Sospechan, con razón, que la capacidad de maniobra de un dirigente político elegido libremente es escasa si no coincide con los intereses de Gran Hermano. Lo demuestra el chantaje preelectoral que ya se está ejerciendo sobre los y las votantes; se les está diciendo implícitamente: 'Querer a Lula es crear incertidumbre; probablemente, crear desempleo, amenazar el bienestar'; de aquellos que lo tienen, claro. ¿Son estas elecciones democráticas? ¿Con qué partido se presentan las multinacionales, los inversores extranjeros, los latifundistas, el gran empresariado brasileño?
Yo creía haber leído en este mismo periódico no hace tanto tiempo que Brasil era uno de los países con más altos índices de pobreza, y lo que es peor, donde la riqueza estaba más desigual
mente repartida. Resulta que no, que los medios de comunicación entienden Brasil como el paraíso social y a Lula como su destructor. ¡Qué Brasil más ficticio!
A las que queremos otro mundo nos gusta el Partido dos Trabalhadores, y lo digo con el orgullo de conocer algunos de los proyectos ya en funcionamiento de la militancia del PT, de conocer municipios por ellos gobernados embarcados en la construcción de vidas dignas y con derechos reales para sus habitantes. Sus empeños políticos son la salud pública, la escuela pública, el desarrollo ecológicamente sostenible, el fomento de la participación y de la corresponsabilidad de cada uno de sus ciudadanos y ciudadanas para con las instituciones de representación política, para con la lucha por la equidad en las comunidades a las que pertenecen.
¿Recuerdan el Foro Social Mundial? ¿Porto Alegre? Desde luego, si Lula gana habrá cambios, cambios que transformarán en personas a aquellos que nuestra prensa se empeña en dibujar como meros productores y consumidores, como meras cifras del mercado mundial.
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