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Reportaje:

Ayudas en barbecho

El apoyo anunciado por Agricultura hace meses para ganaderos y citricultores está sin concretar

Francisco es un agricultor castellonense a tiempo completo. Las lluvias de finales del año pasado y de principios del actual le arruinaron su cosecha de clemenules de cuatro campos. No las pudo vender. El exceso de agua malogró la fruta (pixat) y la dejó inservible para el comercio. Y aunque corrió mejor suerte con un campo de clementina fina -del que llegó a vender una parte- y no tuvo problemas con otras cuatro explotaciones de navel, ha necesitado recurrir a sus hijos, a sus ahorros y a algún pequeño préstamo para cuadrar sus cuentas. Las ayudas para paliar los efectos del pixat, que la Consejería de Agricultura anunció en su momento, aún no han llegado.

A mediados de enero la consejería anunció que había solicitado al Ministerio de Agricultura una línea de ayudas conjuntas para paliar los daños ocasionados por el pixat a los cítricos. Y el 3 de marzo de este año, las dos administraciones mantuvieron una reunión en Valencia de la que salió un acuerdo para conceder ayudas a los citricultores afectados por el pixat y la caída de la fruta tras las lluvias.

Brusca: La Generalitat se 'llena la boca' con anuncios de ayuda, 'más virtuales que reales'

Los potenciales receptores de las mismas eran los citricultores que registraran en sus cosechas daños superiores al 30% de la producción y que tuvieran suscrita la póliza de seguro agrario combinado para cítricos. En ese momento se pidió que los afectados presentaran 'de inmediato' una declaración de daños para poder evaluarlos y comprobarlos lo antes posible. La Unió de Llauradors criticó esta semana que aún no se ha ido a las parcelas a valorar los daños y recordó que ha pasado el 'tiempo suficiente' para que no quede 'ningún vestigio' de ellos. Fuentes de la Consejería de Agricultura aseguraron que este mes saldrá la orden de ayudas, tras publicarse la del ministerio.

El efecto del pixat saltó a la prensa, al igual que lo hizo la detección de brotes de peste porcina en granjas de la Comunidad el verano pasado. Ocho focos (la mayoría de ellos en la comarca de Los Serranos), casi 60.000 animales sacrificados y algo más de 79.000 inmovilizados durante un tiempo fueron las secuelas de esta crisis.

En este punto, la Unió recuerda que en junio de 2001, la Consejera de Agricultura, María Ángeles Ramón-Llin, avanzó dos líneas de ayudas, una por sacrificio de animales, ya concedida, y otra por el periodo improductivo consecuencia de la inmovilización de las granjas. La organización agraria, que en su momento estimó las pérdidas por inmovilización en 3,7 millones de euros, criticó recientemente el 'olvido' que sufren los ganaderos afectados un año después de esta crisis.

Amadeo tiene una granja de ciclo cerrado en Castellón que fue inmovilizada durante 45 días cuando estaba 'a punto' de sacar animales de la explotación. El calor y la masificación produjeron algunas bajas. Amadeo estima que perdió al menos 15.000 euros. Afortunadamente, fue un año con buenos precios, lo que de alguna forma mitigó el balance final. Amadeo explica que las granjas de ciclo cerrado fueron las 'que más sufrieron' y aunque confiesa que tiene 'pocas esperanzas en recibir ayudas cree que 'sería justo' que se las dieran ya que no fueron culpables de lo que pasó.

'Las cosas de palacio', recuerda un responsable agrario, 'van despacio'. Y por eso, por ejemplo, un profesional del campo de Castellón tuvo que vender su olivo milenario mientras esperaba las ayudas por la crisis de las vacas locas del año 2001. Los pagos se concretaron, finalmente, el pasado mes de junio.

El secretario general de la Unió de Llauradors, Joan Brusca, recuerda que hay quienes dependen de estas ayudas y que su retraso implica dificultades. Brusca critica que a la Administración se 'le llena la boca' con anuncios de ayuda, que en muchos casos llegan tarde y son 'más virtuales que reales'.

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