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Los cineastas europeos piden a los gobiernos una política firme y concertada

Termina en Salamanca el Encuentro sobre Cine

Imaginación, resistencia y creación de redes de producción, distribución y exhibición. Estos son los factores necesarios para lograr que el cine europeo se abra camino en su propio ámbito frente a la hegemonía norteamericana. Así se ha señalado en el Encuentro sobre Cine Europeo. El Autor y su Obra, organizado por Salamanca 2002, donde se ha concluido que el cine europeo 'se halla en una encrucijada decisiva', por lo que 'resulta imprescindible que los diversos gobiernos adopten una firme política cultural y actúen también de manera concertada en el seno de la Unión Europea'.

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En las conclusiones elaboradas por el coordinador de las sesiones, Fernando Lara, y respaldadas por los asistentes (André Delvaux, Jack Cardiff, Carlos Saura, Basilio M. Patino, Marion Hänsel, R. Guédiguian, Vicente Aranda, Manuel Gutiérrez Aragón, Peter Sehr, Montxo Armendáriz, Constantinos Giannaris y Paul Cox), se ha señalado también que hay que preservar la riqueza común de la diversidad, 'evitando la tentación de adoptar modelos que tiendan a la uniformización y al pensamiento único'; y se ha establecido que 'la creación de redes de producción, distribución y exhibición de carácter independiente supone una alternativa viable para modificar la situación actual', lo que permitiría que las películas de cada país se difundieran mejor fuera de sus fronteras, pues 'la carencia de esta movilidad significa uno de los mayores problemas a los que se enfrenta hoy el cine europeo'. 'La cultura, y por tanto el cine, tienen que estar excluidos de los tratados y acuerdos que posean una dimensión única y exclusivamente comercial', se ha concluido también, además de reclamarse 'la imprescindible política de apoyo al patrimonio audiovisual europeo', con la especial atención que requiere el cine de los países del Este, amenazado por las exigencias de las normas de la Organización Mundial de Comercio.

En las conclusiones se ha apuntado que la libertad de expresión es un bien indivisible inherente a la idea de creación y 'constituye un elemento definitorio del acervo cultural europeo', pero también se ha señalado que 'esa libertad se encuentra en peligro dentro de un mercado audiovisual cautivo, sometido a las prácticas monopolísticas de las grandes corporaciones multinacionales, que impiden una auténtica igualdad de oportunidades entre los cineastas'. Por ello, 'se impone un trabajo de resistencia e imaginación por parte de los autores para luchar contra unas estructuras industriales desfavorables, cuando no hostiles'.

La regulación de 'la vital colaboración de las cadenas televisivas con la industria cinematográfica europea', especialmente exigible en las de titularidad pública, también ha quedado reflejada en el documento final, que asimismo ha señalado la esperanza que representan para los creadores los sistemas de grabación y reproducción digital por sus características económicas y tecnológicas.

En la ronda de intervenciones del encuentro, Manuel Gutiérrez Aragón señaló que representa un serio riesgo que 'al peligro norteamericano se está sumando la caída de los productores independientes en Europa'. Igualmente destacó la rémora y el conflicto que supone que para cualquier decisión cultural, ésta tenga que pasar por los acuerdos de la Comisión y el Parlamento europeos. 'Tenemos que organizarnos, no tenemos que esperar a los políticos', planteó el alemán Paul Sehr. El belga André Delvaux dijo que 'no se debe olvidar que la riqueza del cine europeo está hecha de la multiplicidad de lenguas, culturas y acentos entremezclados'. Vicente Aranda apuntó que 'se trata de una docena de pigmeos atacando a un gigante, y aunque razón tienen los pequeños, estratégicamente lo tienen difícil', en relación con el cine de Hollywood. Montxo Armendáriz indicó que, en general, 'tanto el cine español como el europeo tratan de emular al cine americano', aunque afortunadamente se ha recuperado el 'nuevo realismo europeo'.

El griego Constantinos Giannaris planteó la necesidad de 'la resistencia, gracias a la alegría y el amor, frente a un cine alejado de la necesidad de expresarse con imágenes entrañadas en las raíces'. El holandés Paul Cox dejó constancia de que las películas europeas sólo son conocidas a través de los festivales.

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