Minotauro lanza en bolsillo su gran fondo de fantasía

¿Cuánta fantasía cabe en el bolsillo? Toda. Las Crónicas marcianas, de Ray Bradbury; El fin de la infancia, de Arthur C. Clarke; Solaris, de Stanislav Lem; La mano izquierda de la oscuridad, de Ursula K. Le Guin... Los grandes clásicos de la ciencia-ficción y fantasía que componen ese verdadero tesoro de Alí Babá que es el fondo editorial de Minotauro están apareciendo en formato de bolsillo. Este lanzamiento constituye una de las más visibles -y elogiables- iniciativas de la nueva etapa de Minotauro tras la venta de la editorial de Francisco Porrúa a Planeta.

El sello acaba de publicar también una biografía del maestro de la ciencia-ficción Philip K. Dick. Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos, de Emmanuel Carrère, y El prestigio, de Christopher Priest, novela sobre dos ilusionistas rivales. Próximamente publicará la última novela de Ballard, Super-Cannes, que ha obtenido muy buenas críticas. Otras novedades son los interesantísimos textos -ensayos y reseñas- del mismo Ballard recogidos en Guía del usuario para el nuevo milenio y un nuevo título de William Gibson, Todas las fiestas del mañana.

La publicación en bolsillo del fondo de Minotauro coincide con un buen momento del género fantástico, sin duda gracias al empuje del filme El señor de los anillos, para la fantasía, y la nueva entrega de La guerra de las galaxias, para la ciencia-ficción (además, se asegura que El juego de Ender, de Orson Scott Card, novela emblemática y de culto de la ciencia-ficción de los ochenta tendrá versión cinematográfica a cargo de Wolfgang Petersen).

Buenas noticias para el aficionado son también la aparición en el sello Nova de Ediciones B de la monumental Criptonomicon, de Neal Stephenson, novela que mezcla los empeños aliados de desciframiento de los códigos secretos de nazis y japoneses en la II Guerra Mundial con proyectos informáticos modernos y cripto-hackers; y la reedición por parte del nuevo sello Gigamesh de Muerte de la luz, la conmovedora novela de George R. R. Martin, una de las cumbres de la ciencia-ficción. A lo que hay que sumar la actividad incansable de Timun Mas y La Factoría de Ideas.