Bush anuncia una gran "caza del hombre" contra Al Qaeda en EE UU
La detención del estadounidense Padilla puede ser clave para desmantelar la red terrorista
El Gobierno de George W. Bush ha lanzado una operación a gran escala para desmantelar la estructura de Al Qaeda en el interior de Estados Unidos. José Padilla, también conocido como Abdulá al Mujahir, ciudadano estadounidense de origen puertorriqueño, podría ser la clave para descubrir a otros presuntos terroristas 'infiltrados'. Padilla fue detenido el 8 de mayo en Chicago y permanece bajo custodia militar, en calidad de 'combatiente enemigo' y, por tanto, sin derecho a abogado, bajo la acusación de planear un atentado con un artefacto radiológico.
'Lo que nos interesa no es juzgarle y castigarle, sino averiguar lo que sabe', dijo el ministro de Defensa, Donald Rumsfeld. El detenido se niega a hablar.
Las fuerzas de seguridad sospechan que Padilla no era el único miembro de Al Qaeda con nacionalidad estadounidense. El antiguo pandillero de Chicago y delincuente de poca monta en Florida, donde trabajó como mozo en un par de hoteles y pasó una temporada en prisión (donde al parecer se convirtió al islam), necesitaba colaboradores en el interior del país si, como afirma el Departamento de Justicia, aspiraba a conseguir materiales radiactivos para construir una bomba sucia. 'Está claro que tenía socios, y una de las cosas que queremos preguntarle es quiénes son esos socios y cómo se les puede localizar', declaró el subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz. 'Por el momento, no coopera', agregó.
José Padilla no ha sido acusado formalmente de ningún delito. Su supuesto plan para esparcir radiactividad en una gran ciudad de Estados Unidos era tan incipiente que no tenía siquiera un objetivo establecido; la bomba sucia (explosivo convencional envuelto en materiales radiactivos) sólo existía en su imaginación.
En el FBI impera, sin embargo, la convicción de que Al Mujahir no era un pobre diablo, como podría pensarse por su biografía, sino un terrorista conectado con la cúpula de Al Qaeda. Según el fiscal general, John Ashcroft, después del 11 de septiembre Padilla se reunió varias veces en Pakistán con Abu Zubaydá, el principal lugarteniente de Osama bin Laden, y recibió adiestramiento en la confección de artefactos radiológicos. 'Al Qaeda pensaba que, gracias a su pasaporte estadounidense, Padilla podría moverse con total libertad y sin levantar sospechas', afirmó Ashcroft.
El fiscal general sugirió el lunes, cuando se anunció la detención del presunto terrorista (un mes después de su captura), que la acción policial había sido posible gracias a las declaraciones de Zubaydá, detenido en diciembre pasado por tropas estadounidenses en Afganistán. Fuentes del Departamento de Justicia matizaron ayer a Reuters que Zubaydá no había pronunciado el nombre de Padilla, pero 'había proporcionado otros detalles' que permitieron descubrir las actividades del ciudadano estadounidese. Ashcroft y el FBI tratan de insistir una y otra vez en que Abu Zubaydá da información a sus interrogadores, con la idea de que otros colaboradores de Al Qaeda en territorio estadounidense teman ser delatados y cometan algún error que hagan posible su detección.
'Una gran caza del hombre está en marcha', afirmó George W. Bush. 'Este tipo, Padilla, es un mal tipo, que está donde debe estar', añadió. La situación de José Padilla resulta, sin embargo, inquietante para las organizaciones defensoras de los derechos civiles.
Sin abogado
Desde su detención, el 8 de mayo en el aeropuerto de Chicago, cuando llegaba de Pakistán, el supuesto terrorista no ha tenido contacto con ningún abogado. Hasta el domingo estuvo en manos del FBI y, por tanto, su situación fue supervisada por un juez federal; el domingo por la noche, cuando el presidente Bush firmó una orden por la que se le consideraba 'combatiente enemigo' y se le trasladó a una base militar de Charleston (Carolina del Sur), perdió los pocos derechos de que disponía.
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, reconoció ayer en India, donde se encontraba en visita oficial, que Padilla tal vez no sería juzgado nunca, y que podía permanecer detenido 'durante toda la guerra'. Bush ha dicho en diversas ocasiones que la guerra contra el terrorismo durará años, o décadas. Rumsfeld señaló que nadie tenía interés en juzgarle: 'Lo que nos interesa es averiguar lo que sabe'.
La Unión Americana de Libertades Civiles reclamó ayer que José Padilla fuera juzgado ante un tribunal regular. El fiscal general respondió desde Hungría que el Gobierno de Bush respetaba las libertades: 'La lucha contra el terrorismo es una lucha para asegurar las libertades civiles; la seguridad asegura algo, y lo que estamos asegurando es la libertad', manifestó Ashcroft.
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