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Reportaje:

'Manolitos' y 'Celias' buscan algo que leer

Decenas de colegios llevan a los escolares a la Feria del Libro de Madrid para impulsar su interés por la literatura infantil y juvenil

Un patio de recreo cultural. En eso se ha convertido la Feria del Libro de Madrid estos días. Miles de niños de 3 a 16 años recorren con sus compañeros de colegio cada día y de arriba a abajo el paseo de Coches del parque del Retiro de Madrid donde están instaladas las 385 casetas de editoriales, librerías, distribuidoras e instituciones oficiales. Los chicos tienen mucho que ver.

En fila india y dirigidos por sus profesores, los chavales husmean entre las novedades, preguntan ansiosos a los libreros si ha salido ya el último tomo de Harry Potter, recogen separadores, carteles, bolsas promocionales de alguna editorial y, de vez en cuando, compran algún libro, cuando no un helado de chocolate.

'El objetivo es que se den cuenta de que los libros pueden estimular su imaginación'

En la 61ª edición de la Feria del Libro, las editoriales han presentado 110 novedades de literatura infantil y juvenil, según la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil. En total, este sector editó el año pasado 7.391 libros (un 20% más que en 2000), lo que supone un 11% de la producción total de textos editados ese año, según esta asociación. Cada año el sector factura unos 240 millones de euros.

Entre las novedades de esta primavera destacan títulos como ¿Quieres ser el novio de mi hermana? (Premio Edebé Infantil), de Maite Carranza, o Las botas rojas (Premio Euskadi, editado por Anaya), de Karlos Linazasoro.

Pero en la Feria no sólo hay libros. También se realiza un puñado de actividades relacionadas con el fomento de la lectura. Es el caso del pabellón infantil La Biblioteca de los Ratones, que acoge diariamente a escolares para darles a conocer lo 'más fresco' de los textos para menores de 16 años. Unos 4.000 chicos de unos 50 colegios pasearán por esta carpa durante la feria, que se prolongará hasta el próximo 16 de junio.

Un grupo de estudiantes ciegos del colegio Antonio Vicente Mosquete de la ONCE se encuentra en La Biblioteca de los Ratones. Sentados en el suelo con sus bastones, los alumnos escuchan embobados a un monitor contar una historia de amor entre dos niños más allá de la muerte. El libro se llama 97 formas de decir te quiero (Bruño). Y a los chavales se les ponen los pelos de punta y se les ocurren muchos nombres para titular el libro.

Dentro del pabellón, otro grupo de estudiantes trata de reconstruir el puzzle de la portada de una publicación, mientras que otros niños intentan localizar un determinado texto dentro de las páginas de un libro. 'El objetivo es acercarlos a la lectura de una manera lúdica, de forma que dejen de relacionar el libro con una época del pasado y se den cuenta de que los libros pueden estimular su imaginación', señala una de las monitoras de este pabellón infantil.

Sara, de 15 años, se ha acercado esta mañana junto a sus compañeros del instituto madrileño Anselmo Lorenzo de Morato hasta la feria y muestra orgullosa el libro que se acaba de comprar: ¿Quién ha dicho que para estar guapa hay que sufrir? (Mondadori), de Kaz Cooke. 'Me gusta mucho leer, me aparta de los problemas y me sirve para aislarme del mundo. Suelo comprar los libros que me recomienda alguna amiga o de un autor que me ha gustado', explica.

Sara es una rara excepción. Pertenece a ese 8% de adolescentes de entre 12 a 16 años que afirma que le gusta leer. Mucho más alto, en cambio, es el porcentaje de niños (el 55%) de entre 6 y 12 años que reconoce disfrutar con la lectura, según una encuesta de la Fundación Bertelsman.

Es bastante habitual que a medida que los niños van cumpliendo años empiezcen a perder el interés por los libros. Se abre una brecha entre los 12 y 15 años, pero muchos recuperan el hábito a los 16. Aun así, el 60% de los adultos asegura que no lee nunca. Y es que es difícil motivar a un niño para que lea. 'Los padres están muy desorientados ante la cantidad de títulos que todos los años se publican', señala la directora de la publicación Clij (Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil), Victoria Fernández.

Para paliar este desconcierto, este año, coincidiendo con la feria se ha inaugurado el Servicio de Orientación a la Lectura (SOL). Esta iniciativa de la Federación de Gremios de Editores y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez pretende servir de recomendación a través de Internet (www.sol-e.com) a niños, jóvenes, familias y docentes sobre la amplia oferta bibliográfica que existe en España (30.000 títulos de literatura infantil y juvenil). El SOL contiene 1.600 libros de este género literario, a los que se esperan incorporar anualmente 500 títulos.

Detrás del mostrador, la encargada de la caseta de una de las librerías que vende libros para niños en la feria confirma que los que más compran son los de cinco a siete años. 'Les encantan, por ejemplo títulos como ¡Cuánto me quieren! (Alfaguara), de Alejandra Vallejo-Nágera, y El viaje de Babar (Alfaguara), de Jean de Brunhoff', explica. Aun así, la mayoría de los niños lee por imperativo escolar y se acerca a las librerías con una chuleta en la mano con las peticiones de la profe de lengua.

No así Anadelia, de ocho años, que confiesa: 'Me gusta leer porque cuando empiezo un libro me da curiosidad y sigo leyendo'. Ni Christian, de 11 años, que señala que sus libros preferidos son los de Manolito Gafotas (Alfaguara), de Elvira Lindo, y los de Harry Potter (Salamandra), de Joanne Rowling. Estas dos publicaciones han marcado un antes y un después dentro de la literatura para niños y han confirmado el nacimiento de un nuevo filón editorial: el best seller infantil. Y es que falta mucho camino por recorrer. Pero, como dicen los expertos, éste es el reto: 'Cazar de una vez por todas al niño con un libro y convertirlo en un gran lector adulto'.

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