Una comisión del Senado analiza los problemas en la adopción internacional
Adoptar en el exterior no es fácil y exige determinadas garantías, pero no tiene por qué ser un proceso obstinadamente complicado. La preocupación de diversos senadores por la paralización de la adopción en Rumania y las irregularidades detectadas en Bielorrusia y Guatemala, llevó al Senado a aprobar el 7 de marzo la creación de una Comisión Especial de Estudio sobre la Adopción Internacional. Esta Comisión, constituida ayer, 'analizará las causas que bloquean o complican los procesos', afirma la senadora del PP y presidenta de la Comisión, Belén Fernández Delgado, 'a fin de evitar situaciones como las de Rumania, en la que la falta de una última firma bloquea el acuerdo entre el presidente Aznar y el primer ministro rumano para que los niños ya adjudicados o en proceso judicial se reúnan en España con sus padres', agrega. Fernández cree que en las restricciones de algunos países que tienen niños hacinados en sus orfanatos subyace la intención de ocultar o maquillar este hecho, 'un claro indicativo de pobreza'. 'Nuestra Ley del Menor, basada en el Convenio de La Haya, es buena, pero, en la práctica, los padres perciben desigualdades y obstáculos: no todas las entidades colaboradoras para la adopción internacional funcionan bien y algunas cobran tarifas desorbitadas', señala el senador socialista Ángel Díaz Sol. 'La adopción internacional genera gastos, pero éstos no pueden ser desmesurados ni inducir a pensar que los niños se compran', añade Fernández. 'Hay que combatir el tráfico y a las ONG que camuflan adopciones a través de viajes solidarios. Pero hay que distinguir casos y casos y no vetar la adopción de niños temporalmente acogidos que al regresar a su país no vuelven con sus padres, sino al orfanato', afirma.
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