El coste específico de los inmigrantes sólo supone el 1% del gasto local

Integrar a los inmigrantes no resulta tan caro. El dinero que los ayuntamientos destinan para la integración de los recién llegados y la atención social que les dispensan supone apenas el 1% del gasto de los municipios. Así se desprende de los cálculos realizados por la Diputación de Barcelona y los municipios con más extranjeros. Los ayuntamientos temen una ruptura social si la Generalitat y el Gobierno central no se implican en la integración de inmigrantes.

Los ayuntamientos de municipios con un elevado porcentaje de inmigrantes son acusados a menudo por una parte de los ciudadanos de dar ayudas excesivas a los recién llegados. Sin embargo, ninguno de los grandes municipios tiene partidas concretas para los inmigrantes, sino que éstos reciben ayudas de acuerdo con los mismos criterios que la población autóctona que las necesita.

Los ayuntamientos de Barcelona, Terrassa y Vic, todos ellos receptores de un elevado número de inmigrantes, han calculado el dinero que destinan a políticas de inmigración y en ningún caso superan el 1% de su gasto anual. En el Ayuntamiento de Barcelona, la atención social a los inmigrantes costó el año pasado poco más de 5,4 millones de euros (unos 900 millones de pesetas), lo cual incluye atención a los sin techo y ayudas proporcionadas a los extranjeros sin documentación. El presupuesto global del Ayuntamiento de Barcelona ascendió en 2001 a 1.600 millones de euros.

Jordi Labòria, concejal de Participación de Terrassa, también confirma que la ayuda destinada a cubrir las necesidades básicas de los inmigrantes es 'muy baja', ya que el gasto principal se basa en la sanidad y la enseñanza, dos ámbitos que son competencia de la Generalitat y que también se prestan de forma universal a toda la población. Labòria, sin embargo, advirtió ayer que los municipios no pueden afrontar 'solos' el reto de la integración.

El acuerdo entre instituciones que pide el edil de Terrassa, una ciudad azotada por el brote xenófobo de Ca n'Anglada en 2000, es precisamente lo que anoche buscaron los partidos políticos de Premià de Mar. Siguiendo la llamada a la serenidad lanzada por el consejero de Interior, Xavier Pomés, y con la secretaría de Relaciones con las Confesiones Religiosas llamando a la negociación, los partidos locales se sentaron a hablar cargados de buenas intenciones.

Al cierre de esta edición, los concejales continuaban reunidos en el Ayuntamiento. El ambiente antes del encuentro era de prudencia. El equipo de gobierno cerró filas para evitar romper la cohesión social del municipio, ya muy dañada por la manifestación del pasado sábado y las declaraciones del líder ultraderechista que encabezó la marcha.

La alcaldesa de Premià, la socialista Maria Jesús Fanego, sin embargo, se mostraba aún esperanzada en que las conversaciones que se lleven a cabo con el colectivo musulmán, con el que el consistorio no habla desde hace días, puedan reorientar el conflicto. 'Continuamos invitándoles [a los musulmanes] para que vuelvan a las conversaciones', dijo. De todas maneras, Fanego reconoció que 'no es un problema que pueda resolverse en dos o cinco reuniones, o en un mes'. 'Necesitamos el tiempo que haga falta porque en un asunto de estas características el factor humano es muy importante'. La reunión con los grupos municipales, a la que se invitó a los 22 concejales del equipo de gobierno (PSC, ERC e ICV) y de la oposición (CiU y PP), tenía como objetivo hacer unas propuestas con la idea de 'restablecer el diálogo' siempre que sea posible y si éstas se aprueban, aseguró Fanego sin querer desvelar los puntos del orden del día. El primer teniente de alcalde, Tomàs Esteban, consideró que el objetivo de esta reunión es 'llegar a unas conclusiones coherentes y únicas para transmitir a la sociedad los motivos por los que hay opiniones tan diversas y dispares'. 'Lo principal', consideró, 'es dar un mensaje único para la ciudadanía'.

El líder ultraderechista que se ha autoproclamado portavoz de los vecinos antimezquita, Josep Anglada, también estaba en el orden del día. Fanego no oculta que la entrada en escena del líder de Plataforma per Catalunya, que el pasado sábado afirmó que los árabes invadirán Cataluña 'con el fruto de los vientres de sus mujeres', no ayuda a arreglar la situación. 'Lo ha empeorado todo', afirmó la alcaldesa. '¿Qué podrá hacer él?, se preguntaba Fanego. '¿A qué se comprometerá? ¿A que no esté la mezquita? ¿Qué hará? ¿Expulsar a los inmigrantes de Premià? Que lo explique, quizá tenga la solución', manifestó la alcaldesa antes de recordar el signo 'fascista' de Anglada.

Rachid Wouddah, portavoz de la comunidad islámica, aseguraba ayer que el colectivo se siente 'presionado por los vecinos y el Ayuntamiento'. 'Nosotros siempre hemos tratado que haya convivencia'. El representante de los musulmanes en Premià desvirtuó la figura de mediación que está llevando a cabo el Consell Islàmic de Catalunya, que ha manifestado su intención de que se restablezcan las conversaciones con el Ayuntamiento para que la mezquita se traslade al barrio de Banyeres. 'Se meten en cosas en las que no tendrían que meterse'. 'Saben perfectamente que lo que nos ofrece el Ayuntamiento es inaceptable y nos perjudica'.