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La obesidad y el sobrepeso cobran carácter de epidemia

Los expertos aseguran que el exceso de peso está en el origen de una de cada 11 muertes en España

Pablo Ximénez de Sandoval

Fue en Cádiz, hace siete años, cuando Juan Carlos Francés se dio cuenta de que no estaba gordo, estaba enfermo. Tenía 28 años y trabajaba con Cruz Roja en la Operación Paso del Estrecho. Fuerte y deportista, había empezado a coger peso hacía poco, 'por el desajuste de horario y de comidas que provoca el trabajo en una ambulancia'. Una noche notó que le ardía la garganta y no podía respirar. Sus 110 kilos de peso [llegó hasta 120] le provocaron una esofagitis por reflujo, que le hacía vomitar los ácidos del estómago, que le abrasaban la boca y la nariz.

El suyo es un caso extremo de una condición, la de gordo, que afecta a un 35% de españoles entre 25 y 60 años de forma moderada (sobrepeso) y a un 14% de forma seria (obesidad), según la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) y la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (Seen). En total, la mitad de la población vive con un alto riesgo de sufrir hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares y patologías de los músculos o de los huesos. Estimaciones recientes muestran que una de cada 11 muertes en España es atribuible a la obesidad, 30.000 muertes al año.

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La sentencia de los profesionales es que la obesidad ya no es solamente un problema estético. Hay que empezar a verla como un problema médico, origen de decenas de dolencias que menguarían, o incluso desaparecerían, sólo con bajar de peso.

La Organización Mundial de la Salud ha vuelto a calificar la obesidad como 'epidemia' durante la LV Asamblea Mundial de la Salud, celebrada esta semana en Ginebra, a la vez que alertaba sobre el aumento de la tendencia en todos los países. En cuanto a obesidad infantil, la OMS afirmó este miércoles que hay 22 millones de niños menores de cinco años con exceso de peso en el mundo.

En España, el impacto económico de la obesidad en el sistema sanitario se estima en 2.050 millones de euros (341.000 millones de pesetas), el 6,9% del gasto, según la Seen. El dato computa los costos provocados por todas las patologías asociadas a la obesidad, desde la hipertensión a la diabetes. Además, es una enfermedad crónica, para la que no hay curación. 'Una vez que se ha empezado a acumular grasa ya no se puede parar, esa tendencia permanece siempre', explica Noemí de Villar, portavoz del Centro de Información sobre Obesidad.

Ese punto crítico, ese comienzo, puede situarse en cualquier momento de la vida, aunque diversos estudios ya han definido algunas causas frecuentes: un embarazo, que supone un cambio grave en los hábitos alimentarios; la supresión de la actividad física en aquellos que practican deporte (el caso de Juan Carlos); dejar de fumar, porque produce una ansiedad que suele aliviarse comiendo; y la covalecencia después de una operación, en algunos casos. En el caso de las mujeres, además del embarazo hay otros dos hitos en la vida: comenzar a tomar anticonceptivos y la menopausia.

Pero la causa de que se generalice está 'en los hábitos de vida', explica Fernando Rodríguez Artalejo, catedrático de Medicina Preventiva y Salud pública de la Universidad Autónoma de Madrid. 'Comemos más y gastamos menos. Cada vez hay menos actividad, tanto en el trabajo como en el tiempo de ocio'.

Los casos de obesidad mórbida y extrema, los de las fotos espectaculares como la que acompaña a este reportaje (más de un 30% de IMC es mórbida, más de un 40% es extrema, ver gráfico), suponen un pequeño porcentaje del problema. El riesgo, la epidemia, está en la normalidad. En una señora tan normal como Josefina, que mide 1,60 metros y pesa 98,3 kilos. 'Y no sale a la calle para nada', se desepera su hija. Su hermano, 'que también estaba gordo', murió de un infarto. Con 74 años, padece de diabetes e insuficiencia cardiaca. 'Esta mujer', dice De Villar, 'con bajar un 5% de su peso [7 kilos], ya mejoraría mucho la tensión, el colesterol, el azúcar y la sensación de fatiga. En un año han venido 1.000 nuevos pacientes. El 90% de sus problemas se derivan del exceso de peso'.

El tratamiento para todos es el mismo: una dieta personalizada que, en general, no suele privar de ningún alimento sino simplemente controlar la cesta de la compra y las cantidades; ejercicio físico, que puede limitarse a salir a caminar todos los días; y, sobre todo, cambiar los hábitos alimentarios. En ocasiones se acompaña con un medicamento para perder peso.

En España se comercializan dos fármacos autorizados para la obesidad: Reductil (laboratorios Abbott) y Xenical (laboratorios Roche Farma). Según Pedro Casas, experto de la firma Abbott: 'Bajar un 5% de tu peso reduce un 80% la posibilidad de tener diabetes'. El primero actúa en el cerebro como inhibidor de la sensación de hambre, el otro actúa sobre el intestino y evita la absorción hasta del 30% de la grasa de la comida. Sólo en los últimos tres meses, de Reductil se han vendido 47.500 unidades y de Xenical 64.200. Este fármaco supuso para la compañía Roche en España unos beneficios de 16.816.000 euros el año pasado.

Pero, además del riesgo para la salud, el obeso 'es una persona que sufre', dice Juan Carlos Francés. A su lado, Pilar C., de 55 años y miembro de Comedores Compulsivos Anónimos, pide 'desterrar la imagen del gordito feliz y simpático'. Hasta que entró en la asociación, fue a médicos 'de la Seguridad Social, famosos, caros, carísimos y embaucadores', y pasó casi 30 años sin conseguir bajar de 100 kilos: 'Que nadie se engañe, la obesidad es un problema para dormir, para limpiarse el culo, para atarse los zapatos, para tener relaciones sexuales. Hay que sufrir las rozaduras de las piernas, las dificultades para vestirse y sentir cómo te hacen de menos cuando te miran'.

'El gordo no es el que cuenta chistes. Los gordos se colocan menos, se divorcian más y acceden a puestos de trabajo menos cualificados', añade el doctor Basilio Moreno, presidente de la Seedo, y asegura que la obesidad 'está moviendo un montón de dinero'. Un estudio de Roche asegura que un obeso tipo gasta 58 euros al mes en combatir la enfermedad entre productos de parafarmacia, gimnasios, masajes, etcétera.

Y tiene futuro. Aparte de los datos presentados en la OMS, Moreno acaba de concluir un estudio sobre obesidad infantil en la Comunidad de Madrid (entre 4 y 18 años) en el que ha encontrado un 10% de obesos y un 30% con sobrepeso. 'Además, el niño obeso lo será siempre', insiste. 'Es una enfermedad crónica. Técnicas como la liposucción quitan kilos, pero no curan la obesidad'. Es la epidemia de la sociedad satisfecha. O, como le gusta decir a Moreno, 'frente a medio mundo que se muere de hambre, en el mundo desarrollado nos estamos muriendo de exceso'.

Una paciente ingresada en un hospital de Barcelona por obesidad.
Una paciente ingresada en un hospital de Barcelona por obesidad.JOAN SÁNCHEZ

Mitos, falsedades y creencias erróneas

La Seedo trata de desterrar las convenciones populares sobre la forma de controlar el exceso de peso. Éstas son algunas de sus respuestas:

-Normalmente, los pacientes no tienen ningún problema hormonal. El aumento de peso que consideramos 'normal' con el paso de los años es muy pequeño.

-La sal no engorda. Es un mineral y no tiene calorías. Puede producir retención de agua en enfermedades como la insuficiencia cardiaca, renal o hepática, pero en personas sanas no altera el peso.

-El agua no tiene calorías.

-Todos los aceites vegetales (oliva, girasol, maíz, etcétera) tienen las mismas calorías.

-La margarina vegetal tiene casi las mismas calorías que la mantequilla.

-El pan tostado, los bastones o la corteza de pan tienen las mismas calorías que la miga.

-La leche de vaca descremada tiene los mismos nutrientes que la entera.

-La capacidad de engordar de la pasta depende básicamente de la salsa que se utilice.

-Comer rápido no influye sobre el peso. Tan sólo es que el comedor veloz ingiere más cantidad.

Además, recomienda desconfiar de los tratamientos que prometen grandes resultados sin esfuerzo o sin dieta, así como de las dietas que prometen rápidas pérdidas de peso. La mayoría de estas dietas no reducen la grasa, como debería ser, sino que adelgazan a costa del agua corporal y la masa muscular, comprometiendo su salud.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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