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El Banco de España detecta irregularidades graves en la Caja de Guadalajara

La entidad, controlada por el PP, concentró riesgos superiores a los que declaró oficialmente

El Banco de España ha detectado irregularidades graves en la Caja de Guadalajara, controlada por el PP y presidida por el diputado provincial Jesús Ortega Molina. En concreto, la autoridad monetaria ha detectado 'falta de rigurosidad analítica y ausencia de control de las inversiones' realizadas con tres grupos industriales de la región, socios de la caja en un 'entramado' societario inmobiliario denominado Wad-Al-Hajara. Con dichos socios, la caja superó todos los niveles de riesgo crediticio permitidos. El Banco de España ha dado de plazo a los gestores hasta el 31 de mayo para resolver las irregularidades.

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El acta de inspección, firmada por el director general de la Inspección del Banco de España, Pedro Pablo Villasante, con fecha 3 de abril, considera que la actuación de los gestores de la caja (ocupa el puesto 43 entre las 46 que existen en España) 'cuestionan de forma preocupante la gestión y el control ejercido por los órganos de gobierno de la caja e inciden negativamente en la solvencia y rentabilidad de la entidad'. Muestra de la preocupación del Banco de España es la exigencia de que el acta de inspección se comunique a los consejeros, a los que recuerda 'la trascendencia, no exenta de responsabilidad, de su actuación'.

La inspección del Banco de España, realizada sobre los estados financieros de la entidad a 30 de septiembre de 2001, se centró en el examen del modelo de crecimiento que ha elegido la caja.

Entramado societario

Éste se ha basado, según concluye el Banco de España, en la creación de un 'entramado de sociedades', denominado Wad-Al-Hayara, que ha tenido y tiene como fin la actividad inmobiliaria. En el 'entramado' Wal-Al-Hayara participan 'diversos grupos promotores clientes', entre los que la autoridad monetaria menciona tres: el grupo Morales, el grupo Carpintero (del promotor Arturo Carpintero) y el grupo Herraiz.

El problema es que la caja, según la inspección, ha cedido 'sistemáticamente la gestión de estas sociedades [agrupadas en torno a Wad-Al-Hayara] a los socios industriales'. El resultado ha sido que esos socios industriales han obtenido 'importantes plusvalías' mediante la venta de sus propios activos a las sociedades en las que participan con la caja y mediante el cobro de comisiones por la gestión y comercialización de inmuebles. Mientras, la caja asumía 'en muchos casos' el riesgo total, incluida la financiación 'del buen fin' de las gestiones encomendadas a sus socios.

El resultado de esa operativa, con un accionista (la caja) que financia esas sociedades, pero no las gestiona y, según los inspectores 'ni siquiera realiza con eficacia las labores de control' de inversiones, es que los promotores se benefician mientras las sociedades languidecen en sus expectativas de beneficio. O, dicho de otro modo: los beneficios de la parte no privada decrecen en la medida que crecen los beneficios de los socios privados. Además, destaca que la caja asumía la financiación de suelo pendiente de recalificar, cuyas gestiones realizan los socios industriales.

Y todo ello mientras la concentración de riesgos de la caja con sus socios aumenta. 'La caja', explica el Banco de España, 'a la fecha de referencia [30 de septiembre] llegó a tener unos niveles de concentración de riesgos muy superiores a los que venía declarando al Banco de España', sobrepasando, afirma el supervisor, los límites legales. En concreto, la Caja de Guadalajara llegó a acumular una cifra de riesgo crediticio con los socios industriales del grupo o 'entramado' de Wal-Al-Hajara espectacular.

Así, con los escasos 30 millones de euros de recursos propios con que cuenta la Caja de Guadalajara, el riesgo con el grupo 'Morales' llegó a ser de 23,51 millonesde euros (60,6% de los recursos de la entidad); con el grupo 'Carpintero', de 23,64 millones de euros (60,9% de los recursos de la caja), y con el grupo 'Herraiz', de 12,97 millones de euros, el 33,4% de los recursos propios.

Tal concentración de riesgo o 'incorrecta estimación del volumen real de riesgo', según la terminología del Banco de España, se produjo porque la caja trató a cada sociedad del 'entramado' como una unidad diferenciada, sin tener en cuenta su pertenencia a grupos concretos y, sin atender 'las advertencias realizadas en la anterior inspección y en varias reuniones con los responsables máximos de la caja'.

Medidas

Ante el cúmulo de irregularidades, el Banco de España ha instado a los gestores de la caja a adoptar, antes del próximo 31 de mayo, medidas para reajustar su contabilidad, teniendo en cuenta las interrelaciones entre las diversas sociedades del entramado Wad-Al-Hajara y sus socios industriales, y a 'establecer estrategias de negocio prudentes, estables y coherentes con las capacidades patrimoniales, organizativas y gerenciales existentes', amén de 'adoptar, de una vez por todas, las medidas que les permitan alcanzar unos niveles de eficiencia, productividad, rentabilidad y capitalización suficientes para poder mirar con relativa tranquilidad el futuro de la entidad'.

La Caja de Guadalajara aseguró ayer que el acta de inspección del Banco de España llegó a su poder el 12 de abril y que, para entonces, los problemas de gestión detectados ya estaban resueltos. De esta forma, asegura la entidad, la concentración de riesgo con los grupos Morales, Carpintero y Herraiz ya se ha recortado al 20,9%, 22,202% y 25,27%, respectivamente. La caja tiene previsto enviar sus alegaciones al acta levantada por el Banco de España en las próximas semanas. En ellas se dará cuenta de que las acciones cuestionadas 'se corrigieron de inmediato'.

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