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Entrevista:CARLOS GARRIDO | Periodista

'El libro sobre la muerte de mi hija es un reportaje del alma'

'Éste es un libro tierno, divertido, si fuera triste hubiera sido una contradicción con la protagonista '. El padre de Alba, el periodista, músico y escritor Carlos Garrido (Barcelona, 1950), presenta sin crudeza un original implacable: Te lo contaré en un viaje (Crítica), una escritura autobiográfica a dos cuerpos, con la alegría de la vida y la tragedia de la extinción de una hija. El final es sabido, en la realidad y en la novela, las cenizas de Alba quedan sueltas en un ritual de viento en las costas de su adolescencia en Artà (Mallorca), tras pasearlas el autor por el barrio y los parques de su niñez.

Pregunta. ¿Pretende una experiencia literaria o es un libro de comunicación del dolor, la dura experiencia que la imaginación no supera?

'Sentí la muerte de mi hija desde el principio. Intenté antes y en la escritura que 'muriera bien'
'No escribí este libro llorando, ni a la manera de cura. La figura es Alba, su lucha, su alegría y su estela'

Respuesta. No es una terapia, porque hubiera sido una descarga envenenada contra el lector. No me quedé descansado tras redactarlo, mis curas las hice por otro lado. Es mi literatura sobre la base de la comunicación de Alba, que me transmitió su deseo de escribir en un libro su experiencia, para poder ayudar a los jóvenes enfermos de su edad. Yo ya sabía que ella no podría escribirlo. Hablaba en plural y usé su diario, sus notas, un sueño.

P. Narrar la lenta muerte de una hija de 22 años es escribir en carne viva.

R. Yo no escribí este libro llorando, ni a la manera de cura. Actué de forma profesional. La figura es ella, su lucha, su alegría y su estela. El momento más doloroso fue la recogida de documentación. El yo narrador está disociado del yo persona o el yo memoria. Mi yo quería ponerlo todo, el narrador decía no; y se planteó una especie de esquizofrenia en la que se impuso el escritor.

P. De Te lo contaré en un viaje se dice que es una lectura para cambiar la vida, un papel contra el naufragio y 'un pañuelo' de lágrimas del lector.

R. Mucha gente me ha contado que llora pero que se siente bien, y me dan las gracias. No lo entiendo, he escrito mi historia y la de Alba, pero de alguna manera das algo al lector.

P. La historia y sus ingredientes aprisionan: cáncer de una chica joven que camina al abismo de la muerte y un padre que evita la desolación.

R. La versión literaria no es un drama, en absoluto, es un reportaje del alma, así quería hacerlo. Toco cosas que son profundas y otras emotivas. Es un testimonio muy poético, muy musical, muy plástico. No he leído las obras de Francisco Umbral, Isabel Allende y Antoni Martínez sobre el drama o la relación de sus hijos enfermos.

P. La vida y el drama del cáncer de una joven nacida en los años setenta, un padre cincuentón, poshippy de Ibiza, cantante, periodista trashumante, ¿es un material de película?

R. El libro y Alba creo que son una buena base de una película. Las imágenes se enlazan y a través de la historia surgen emociones.

P. Los episodios crueles, la estética fría de la medicina nuclear aportan poca belleza.

R. Este recorrido es lo menos importante del libro. La experiencia con los médicos y el aspecto espiritual son muy decisivos. Todos los médicos deberían leer Te lo contaré en un viaje, porque presenta lo que siente el enfermo. A veces críticas al doctor y luego lo mitificas. La conclusión es que los médicos son tanto más eficaces cuanto más afectivos y más se implican. Cuanto más fríos y más miedo tienen a involucrarse menos funcionaban.

P. Con su historia bajo el brazo, una obra de cercanía, en primera persona, tiene el riesgo de convertirse en escritor-sacerdote, autor con una causa.

R. Creo que he hecho periodismo de las profundidades. He intentado describir el alma, pero no quiero ser un apóstol. Un libro mejor que éste no lo escribiré nunca más. Es muy intenso, muy especial. Yo mismo estoy sorprendido, es un listón que no sé si sobrepasaré de nuevo. La respuesta de los lectores me pone contento.

P. Tiene libros sobre la magia y la mitología histórica de Cataluña y todas las islas Baleares y acudió descreído a un curandero con la foto de Alba

R. Presionado por la situación cubrí el primer ciclo de todos los que se enfrentan a la muerte: iglesias, la vidente y el curandero. No creía en nada pero todo el mundo lo hace. Renegué. Iba para preguntar, para familiarizarme, para saber cómo hacer en el último tramo.

P. ¿Dónde halló la respuesta?

R. En los terapeutas clínicos de asistencia, los psicólogos de la muerte, en un monasterio de monjes tibetanos que Alba había visitado. Allí me invitaron a que no estirara sin más a mi hija a la vida, que dejara que se fuera con mucho amor, muchos perfumes, que le transmitiera la sensación verbal de afecto y cariño, haciéndole una especie de crisálida, noción antigua de la buena muerte. Murió como un angelito y así suena en la escritura.

P. ¿Preparó la escritura mientras Alba moría? ¿La comentó con ella?

R. El título es suyo y el libro quería escribirlo ella. La obra es a dos voces y su escritura es a favor de la vida. Su muerte la sentí desde el principio, apareció algo mágico e irracional, poco a poco se me fue anunciando la certidumbre interior de que ella iba a morir. Intenté antes y en la escritura que ella muriera bien. Luchar era estar con ella. No había más escapatoria: que estuviera bien. Así, no es un texto oscuro ni pesimista. La humanidad y el amor superan el sufrimiento.

Carlos Garrido.
Carlos Garrido.TOLO RAMÓN
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