Sin margen para (...) fracasos

(...) El acuerdo que el presidente de la República y los gobernadores provinciales (...) formalizaron ayer deberían constituir el punto de partida de una oxigenante renovación de la vida política e institucional argentina. Eso es, al menos, lo que la opinión pública tiene derecho a esperar de quienes ejercen hoy responsabilidades de gobierno en un país que parece haber perdido su rumbo histórico y que está sufriendo los efectos de una crisis devastadora.

(...) No ignora la ciudadanía que buena parte de las dificultades que hoy nos agobian son consecuencia del daño que le ocasionaron al país muchos años de erráticas y dispendiosas administraciones provinciales. No ignora tampoco que entre los firmantes de este acuerdo (...) se cuentan algunos representantes notorios de los aparatos políticos a los que cabe responsabilizar por aquellas desafortunadas gestiones de gobierno. (...) Si el acuerdo que se ha suscrito expresase una auténtica voluntad de modificar la realidad (...) habrá razones para considerar que el encuentro celebrado en Olivos ha marcado un punto de inflexión de trascendental importancia para Argentina.

(...) Todos los puntos acordados, sin excepción, reflejan intenciones que son compartidas, con seguridad, por la inmensa mayoría de los argentinos. (...) Los objetivos están expresados con claridad. Falta, ahora, que los 14 puntos pasen del papel a la acción. No va a ser una tarea fácil. Pero es indispensable ponerla en ejecución, pues en la dura realidad que vive Argentina no queda margen para nuevas frustraciones.

Buenos Aires, 25 de abril