El Artium resume en una colección de más de 1.600 piezas el arte contemporáneo español

Vitoria presentó ayer por fin al público su Artium, el museo que acogerá la segunda colección más importante de arte contemporáneo español tras la del Reina Sofía de Madrid, además de una variada oferta de exposiciones temporales y actividades sobre la creación contemporánea. El centro, dirigido por Javier González de Durana, nace con una marcada vocación didáctica y la colaboración con otras instituciones similares españolas y europeas. La inauguración general del edificio diseñado por el arquitecto José Luis Catón llegará el próximo viernes, en un acto presidido por el Rey.

En 1975, la Diputación de Álava comenzó a comprar obras de creadores contemporáneos con el fin de completar la colección del Museo de Bellas Artes provincial. Aquella tarea, llevada sin altibajos y con coherencia, ha ido conformando durante estos 22 años una colección de más de 1.600 obras que recorre el arte español desde las vanguardias históricas de los años veinte y treinta hasta este mismo año.

La voluntad de los responsables de la colección fue casi desde el principio la de crear un espacio expositivo propio. Después de contemplarse por lo menos cinco proyectos, por fin en 1999 se puso la primera piedra del planeado por José Luis Catón en el céntrico solar de la vieja estación de autobuses de la capital alavesa. Se trata de un complejo que ofrece su atractivo en el diálogo con las construcciones de viviendas del entorno.

La pequeña plaza de la entrada está dominada por la escultura Mirada, de Miquel Navarro, una estructura de hierro de 45 metros de alto y 63 toneladas que se presenta como la señal en el cielo del museo. Una vez en su interior, la primera sorpresa llega con la inmensa instalación titulada Pedazo de cielo cristalizado, semiesfera formada por miles de pequeñas bombillas de cristal que cuelga del techo del recibidor. Es una de las últimas adquisiciones de Artium, la obra con la que Javier Pérez representó a España en la última Bienal de Venecia.

Este primer edificio de recepción al público acoge también el auditorio, la cafetería y el acceso a las salas principales del museo, que se encuentran un piso bajo el nivel de la calle. En una de ellas, la denominada Sur, con 1.380 metros cuadrados, se presenta la colección permanente de Artium.

'Evidentemente, no podemos ofrecer la colección al completo, por lo que nuestra intención es ir mostrando las obras a partir de uno o dos presupuestos expositivos, con combinaciones entre épocas, estilos, géneros, etcétera', explicó ayer en la presentación a los medios de comunicación Javier González de Durana.

Criterio canónico

Para la inauguración, el criterio que se ha seguido es canónico: evolución del arte español en el siglo XX. Pero el montaje no sigue las últimas tendencias a la hora de exhibir exposiciones colectivas. 'Se ha partido del concepto de tesoro desbordante, y para organizar los cuadros hemos recurrido a la distribución de museo de gabinete, en juego también con una de las obras que se presentan en la muestra de Equipo Crónica', aclaró el director del centro.

La exposición comienza con el Bodegón cubista de Benjamín Palencia de 1918, firmado en París, para concluir con un abstracto de Prudencio Irázabal, A longer sunset, firmado este mismo año en Nueva York.

Entre medias, los visitantes podrán disfrutar de una selección de un 8% de la colección que recorre de forma cronológica las aportaciones creadoras de artistas imprescindibles. El recorrido está dividido en cinco etapas. La primera, Antecedentes y vanguardias (1900-1939), acoge a creadores como Francisco Bores o José Caballero. Le sigue La posguerra interior y la exterior (1939-1957), con especial atención a aquellos que sufrieron el exilio como Antonio Clavé, Manuel Millares o Rafael Zabaleta.

El tercer apartado acude a la Renovación y la normalización (1957-1980). En él se encuentran aportaciones de veteranos como Dalí, Picasso o Brossa, junto a Antonio Saura o Joan Tàpies y los vascos Chillida y Oteiza. Le sigue la etapa dedicada a las Posvanguardias y el arte global (1980-2000), con Barceló, Susana Solano, Sicilia, Ruiz de Infante o Moraza. El recorrido concluye con esas últimas obras adquiridas a gentes como Elena del Rivero, que se engloban en el epígrafe El umbral de la perspectiva.

Pero los comisarios de esta primera muestra de la colección permanente (su responsable, Daniel Castillejo, y el director) también han jugado con la introducción de guiños al espectador. Es el caso de enfrentar una pequeña obra de un desconocido pero excelente Benjamín Mustieles con un gran óleo de Antoni Clavé.

Actividades educativas

Una de las facetas en las que Artium ha puesto mayor empeño es la pedagógica. Tanto la subdirectora del museo, Laura Fernández Orgaz, como Charo Garaigorta, responsable del Departamento de Educación, aportan su experiencia en museos neoyorquinos. 'Artium nace como un museo abierto a los ciudadanos, con especial atención a colectivos con los que nunca se cuenta en los centros de arte, como los niños de tres a cinco años, los adolescentes de 13 a 16, o las familias', resume Laura Fernández.

Pero también habrá actividades para el aficionado a las artes. Un ejemplo son las proyecciones en el auditorio de películas de cine independiente y documentales, en las que se contará con la participación de los espectadores al finalizar el pase. El primer ciclo será Sentimiento y pasión. Cine y vídeo en torno al melodrama. Y en otra sala del museo se ofrecerán performances, danza contemporánea y conciertos de música electroacústica. En este escenario actuará los días 15 y 16 de mayo La Ribot. Tras la inauguración del viernes, el museo celebrará un primer fin de semana de puertas abiertas. A partir del lunes, la entrada costará tres euros.