El atentado contra la sinagoga de Túnez amenaza el turismo de la zona
Alemania vincula a Al Qaeda con el ataque, que provocó 17 muertos
Las cadenas hoteleras españolas, Sol Meliá y RIU, que cuentan en Túnez con 30 hoteles, y cuya clientela es principalmente alemana, empiezan a notar las repercusiones del atentado de la semana pasada contra la sinagoga de Ghriba, en Yerba, que costó la vida a 17 personas, 11 de ellas alemanas. El ministro alemán de Defensa, Rudolf Scharping, señaló el jueves que existían 'ciertos vínculos' entre la acción terrorista y Al Qaeda, el grupo de Bin Laden.
'Hasta el momento no hay muchas cancelaciones pero sí se nota, de cara al futuro, que hay menos reservas', afirma Mónica Cerdá, coordinadora de comunicación de Sol-Meliá. Sospecha que las anulaciones se dispararían si el Gobierno alemán desaconsejase a sus ciudadanos viajar a Túnez y facilitase así el reembolso de los paquetes de vacaciones contratados en ese país.
'Seguimos con interés la situación, pero es pronto para anticipar si disminuirá la demanda', señala Miguel Ángel Violán, responsable de las relaciones con la prensa en el grupo RIU. 'Hay, además, en Europa una creciente tendencia a hacer reservas a última hora'. Sol Meliá y RIU son las cadenas extranjeras con mayor implantación en Túnez. De los cinco millones de turistas anuales que recibe Túnez, los más numerosos, casi la cuarta parte, son alemanes, seguidos por los italianos, franceses, británicos y españoles. Antes del ataque contra la sinagoga, el flujo de turistas europeos ya había disminuido en un 33,4% durante la temporada invernal a causa de los atentados de septiembre en EE UU.
El miedo a la huida de los turistas se han propagado por todo el norte de África. 'Si hay un temor hoy en día, es el del riesgo de amalgama [con Túnez] y sus consecuencias para Marruecos', recalcaba en su editorial L'Economiste, el diario de la patronal de Marruecos, un país en el que reside una importante minoría judía. La prensa marroquí no ha señalado, hasta ahora, ningún acto violento antisemita, aunque varios clérigos musulmanes han pronunciado soflamas contra los judíos en las mezquitas.
El Ejecutivo de Berlín no ha recomendado, por ahora, a sus ciudadanos que renuncien a viajar a Túnez, pero la policía criminal alemana (BKA) sí advirtió ayer de que todas las instituciones norteamericanas, británicas, israelíes y judías corrían riesgos dentro y fuera de Alemania, según Reuters.
En consonancia con esta indicación, el operador turístico alemán TUI -los 11 muertos de Yerba eran clientes suyos- ha anunciado que mantiene sus reservas en Túnez, e incluso en Yerba, pero que suprime de sus programas 'todos los lugares religiosos peligrosos'. Aunque padeció el atentado más espectacular, el ataque contra la sinagoga de Yerba no ha sido el único perpetrado en Túnez. Varias sinagogas y cementerios judíos en Marsa y en Sfax han sido objeto de actos vandálicos, según el diario francés Le Monde.
Todos los lugares frecuentados por la comunidad judía (unas 2.000 personas) están ahora fuertemente custodiados. En Marsa, una localidad vacacional cerca de la capital, los activistas propalestinos aprovecharon también para hacer pintadas hostiles al presidente tunecino Ben Alí. Pese al apoyo oficial a la causa palestina, el régimen tunecino no ha permitido la celebración de manifestaciones contra la represión israelí.
Para no perjudicar a la industria turística y tratar de demostrar que Túnez es un país tolerante, las autoridades tunecinas negaron de entrada que lo sucedido en Yerba fuese un atentado, pero, ante la evidencia, aceptaron después que no había que descartar ninguna hipótesis. Ahora, el ministro de Defensa alemán, Rudolf Scharping, ha revelado que existen algunos vínculos entre la voladura de la sinagoga y la red terrorista de Osama Bin Laden.
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