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Reportaje:

El Carrasco i Formiguera valenciano

Miquel Batllori, Hilari Raguer, Joan Rigol y Anton Cañellas apadrinan la presentación de una biografía de Luis Lucia

Francesc Valls

Como muchos democristianos, Luis Lucia (1888-1943) procedía del carlismo y tenía el corazón dividido entre una república que quería diluir los privilegios de la Iglesia y una jerarquía eclesial que quería mantenerlos aun bendiciendo cruzadas. Con todo, Lucia optó por la fidelidad a la legalidad constituida. Pero los fragores de la guerra civil le hicieron sufrir prisión en 1937, que se prolongó con la victoria del católico Franco: Lucia fue condenado a muerte, pena que le fue conmutada y que acabó en destierro. Su figura ha sido ahora objeto de una tesis doctoral por parte del historiador valenciano Vicent Comes, publicada en forma de libro con el título En el filo de la navaja por Biblioteca Nueva (Madrid, 2002). El pasado martes, en los locales de Cristianisme i Justícia, dos historiadores de excepción, Miquel Batllori e Hilari Raguer, apadrinaron junto con el presidente del Parlament, Joan Rigol, y el síndic de greuges, Anton Cañellas, la presentación de esta obra en Barcelona. En el acto estuvo presente la familia del que fuera primer diputado democristiano del, a su vez, primer partido de esa ideología existente en España: la Agrupación Regional de Acción Católica (ARAC)y después Derecha regional Valenciana

Anton Cañellas subrayó que Lucia, como Joan Baptista Roca i Caball, se agregó a la tropa política que desde el tradicionalismo se pasó con armas y bagajes a la democracia cristiana. El erudito Miquel Batllori ahondó en la visión valencianista de Lucia y recordó que en 1923, en el rotativo Abc, el general Primo de Rivera se refería en términos elogiosos a ese sano regionalismo que en Cataluña tenía como exponente a Francesc Cambó. Rigol quiso rescatar el centro como ideología radical y no como 'un navegar entre dos aguas', tan en boga entre la clase política. Raguer fue quien más profundizó en la figura del democristiano valenciano, a quien situó como ejemplo dramático de la llamada tercera España, esa integrada por personajes como Manuel Carrasco i Formiguera, el general Batet o el cardenal Vidal i Barraquer, que vivieron entre la fidelidad a la República y a la fe. Raguer subrayó que Lucia se incluyó en esa formación, la democracia cristiana, que Leon XIII consideraba un mal menor en épocas de tribulaciones: cuando la revolución y el avance de la laicidad amenazaba la alianza entre la cruz y la espada.

El autor de la obra, Vicent Comes, enfatizó en el vacío que durante años se hizo respecto a Luis Lucia. Su nombre desapareció de los medios de comunicación e incluso en el volumen Cien abogados ilustres del Colegio de Valencia su biografía después de 1939 se redujo a un escueto: 'Luego contrajo una grave enfermedad'.

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