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CARTAS AL DIRECTOR
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Carta a Fernando Savater

Querido Fernando: no tengo el placer de conocerte, pero en tu último artículo, Oxígeno a ETA [publicado el 6 de abril], me aludes personalmente, calificándome como exponente de la nueva 'majeza' que se ha impuesto en el socialismo vasco. Créeme que la primera impresión al leer tus líneas fue la de sentirme abrumado, porque no dejas de ser un referente intelectual, de lúcidas y preclaras convicciones. Pero la segunda sensación fue de pereza, de enorme pereza por un país en el que hace falta arrestos para ser cargo público socialista, pero además mucha paciencia para soportar la permanente sospecha en la que personas como tú nos colocan, simplemente por esbozar nuestra propia versión del socialismo vasco.

Mira, yo tengo 26 años, soy concejal de los del cupo de un solo guardaespaldas, y un inhibidor. En la antesala del congreso tomé partido por una opción minoritaria, la del Nuevo Socialismo Vasco, cuyas opciones de ganar eran remotas. Renuncié a mi puesto de trabajo en el partido por entenderlo incompatible con mi apuesta política, adquiriendo un compromiso con una determinada forma de alcanzar la paz en Euskadi. Pienso que la paz hace tiempo que se viene cobrando el precio más alto que se pueda pagar: las vidas de cientos de personas y el secuestro en vida de otras miles. Y no somos de piedra. Gritamos ¡Basta Ya! todas las mañanas, además de en los actos del Kursaal.

Por cierto, cuando comparto 'amistosamente' un debate con Martxelo Otamendi ni me contamino ni me quedo callado. Precisamente por eso acudo a estas citas, donde procuro hacerle saber cuál es mi punto de vista y, sobre todo, donde le traslado las condiciones de vida y la tortura diaria por la que atravesamos los concejales socialistas. Te pido que respetes los flancos que en la lucha diaria que compartimos cada uno de nosotros quiera cubrir. Sin confundir firmeza con rigidez, porque en cualquier caso, querido Fernando, el enemigo está ahí fuera, y probablemente tus planteamientos y los míos ni son excluyentes ni se anulan entre sí. Porque al manifestarme a tu lado, practico ese ejercicio de dignidad personal y colectiva que es el de condenar y perseguir el totalitarismo fascista, pero a su vez reflexiono sobre los 40 años de persecución judicial y policial que se ha hecho de ETA, y los avances prácticos que se han logrado en la lucha antiterrorista. Y que conste que con ello no cuestiono esa persecución, estaría bueno. Es evidente que esa lucha no forma parte de una estrategia política determinada, sino de las obligaciones inherentes al Estado de derecho, aquí y en Noruega. Aunque en Noruega seguramente no tendría que pasar la prueba del algodón...

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