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Los sindicatos esperan paralizar hoy Italia con una huelga general

El detonante del paro ha sido la nueva ley que facilita los despidos

Italia se detendrá hoy durante ocho horas en protesta contra la ley aprobada por el Gobierno de Silvio Berlusconi, que suprime la norma que protege a un elevado número de trabajadores del despido improcedente. Las tres grandes confederaciones sindicales italianas, la ex comunista CGIL, la ex democristiana CSIL y la centrista UIL, expresaron ayer su confianza en que la huelga general, la primera convocada en Italia desde 1982, sea un éxito. Los sindicatos han ampliado la protesta a la reforma fiscal y a la Ley de Inmigración.

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Hoy no habrá diarios impresos en Italia, ni las televisiones emitirán otra cosa que un par de escuetos noticiarios sin imágenes. La huelga dejará semidesiertas estaciones y aeropuertos, ya que trenes, aviones, barcos y autobuses mantendrán sólo los servicios mínimos, mientras que los taxistas se limitarán a transportar a personas minusválidas. Las escuelas (incluidas las maternales) cerrarán sus puertas, al igual que las universidades, las oficinas postales, los bancos y los supermercados. No habrá recogida de basura, ni ocuparán sus puestos los empleados de las autopistas.

La cifra de huelguistas es difícil de calcular, aunque el número de afiliados a las grandes centrales puede dar una pista. En total son más de ocho millones los trabajadores que cotizan, aunque no todos pararán hoy. Según una encuesta publicada ayer por el diario Il Corriere della Sera, de corte conservador, los más entusiastas de la huelga son los mayores de cuarenta años.

Sin embargo, en muchos casos la opción dista de ser personal. La mayoría de los trabajadores de las grandes fábricas secundarán el paro, mientras la huelga será seguramente un fracaso en la pequeña empresa y, sobre todo, en el pequeño comercio.

Los trabajadores ocuparán la jornada asistiendo a decenas de manifestaciones convocadas en todas las capitales del país. En Roma habrá cuatro marchas, y en Florencia se celebrará un mitin del secretario general de la CGIL, Sergio Cofferati, mientras en Milán, la capital industrial del país, donde también desfilarán los sindicatos, será Savino Pezzotta, líder de la CSIL, el principal orador. Luigi Angeletti, de la UIL, lo hará tras la marcha que se celebre en Bolonia.

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Desde 1982

El último paro general se remonta al 25 de junio de 1982, y fue convocado contra la supresión de la escala móvil (la norma que asociaba automáticamente el aumento salarial con la inflación) por el Gobierno del democristiano Giovanni Spadolini.

Pese a que el Ejecutivo ha expresado su interés por reanudar el diálogo con los sindicatos tras la huelga, las posturas parecen enormemente enfrentadas. El reconocimiento expresado el sábado por el primer ministro, Silvio Berlusconi, a la ex primera ministra británica Margaret Thatcher y al ex presidente norteamericano Ronald Reagan no ha servido para allanar las diferencias. Berlusconi alabó a la dama de hierro en un discurso pronunciado ante más de 4.000 industriales italianos, por la tenacidad con la que combatió a los sindicatos.

Ayer, el líder de la CGIL, Sergio Cofferati, contestó a Il Cavaliere recordándole que él no es Arthur Scargill, el líder de los mineros derrotado por Thatcher en los años ochenta. 'La historia de los sindicatos italianos es muy diferente. Bastaría que diera una ojeada a los libros de historia', dijo Cofferati, que aprovechó para recordarle a Berlusconi que tampoco él 'se parece a la Thatcher', y ni siquiera al presidente español, José María Aznar, 'que no ha pretendido nunca dividir a los sindicatos'.

Mientras la dirección de la patronal italiana (Confindustria) ha exigido al Gobierno que acelere las reformas, incluida la supresión del artículo 18, que ha provocado la huelga, los grandes patrones italianos ven con horror la rotura de la paz social.

Algunos confían en la posibilidad de reabrir el diálogo con Savino Pezzotta, el más moderado de los líderes sindicales, que en el pasado ha mantenido serias diferencias con Cofferati. Pezzotta, sin embargo, se ha mostrado inflexible en lo que respecta al artículo 18. En una entrevista concedida al diario La Stampa declaraba ayer que el diálogo con la patronal y el Gobierno sólo podrá reanudarse cuando se retire de la mesa negociadora el artículo 18. Pezzotta exige, como Cofferati, que antes de hacer más flexible el mercado de trabajo italiano, se establezcan mayores garantías para los trabajadores en caso de pérdida del empleo.

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