Bossi: 'Europa nos ha dejado solos frente a los inmigrantes'
El líder de la Liga Norte causa nueva polémica en Italia al arremeter contra los 'sin papeles'
El problema de cómo gestionar la emergencia ocasionada por los continuos desembarcos de inmigrantes clandestinos en las costas del sur de Italia provocó ayer una agria polémica en el Gobierno italiano de centroderecha. De un lado, los ministros de Interior y Defensa, partidarios de actuar con cautela ante un problema común a toda el área mediterránea. Del otro, el ministro para las Reformas, Umberto Bossi, que criticó al Ejecutivo por no ser capaz de 'dar una señal enérgica a los traficantes', por ejemplo, 'hundiendo las naves que transportan a los inmigrantes, una vez vacías, con cuatro cañonazos'.
Antonio Martino, de Forza Italia, ministro de Defensa, salió ayer al paso de las declaraciones de Bossi, hechas al calor del último desembarco de inmigrantes, casi un millar de kurdos transportados el lunes al puerto de Catania por una desvencijada nave bautizada con el nombre de Mónica. Ayer, el grueso de los clandestinos, entre los que había más de 300 niños, fue trasladado a Bari, en el sur, donde la policía intentará identificarlos. El barco en el que cruzaron el Mediterráneo, desde algún puerto de Turquía, será desguazado.
El ministro del Interior, Claudio Scajola, anunció poco después de este último desembarco que el Gobierno decretará inmediatamente el estado de emergencia en Sicilia. La medida podría ser acordada hoy mismo, en el Consejo de Ministros, y mantenerse en vigor por seis meses o un año.
Entretanto, ayer, la cuestión inmigración desató nuevas polémicas entre la Liga Norte, uno de los principales aliados en el Gobierno de Silvio Berlusconi, y varios de los miembros del Ejecutivo de centroderecha. El Olivo, cuya política de inmigración cuando estaba en el poder fue brutalmente baqueteada por el centroderecha, aprovechó también la coyuntura para lanzar duras críticas al Ejecutivo.
El ministro de Defensa, que comparte con el de Interior una cuota de responsabilidad en la gestión de la emergencia, advirtió de que no piensa polemizar con un compañero de Gabinete. Aún así declaró a los periodistas, 'creo que las críticas de Bossi no tienen motivo. La única forma de hacer frente a estos flujos de inmigración es, por un lado, llegar a acuerdos con los países de donde parten las naves y, por otro, devolver a los clandestinos a sus países de origen'.
Para Bossi, sin embargo, la política desarrollada en estos nueve meses por el nuevo Gobierno de Silvio Berlusconi, es 'mala' porque no ha sido capaz de interrumpir el flujo de desembarcos. 'Europa debe hacerse cargo de su parte. Hay que remitir a Europa los gastos ocasionados por el retorno a su país de los clandestinos. Nos han dejado solos frente al Mediterráneo, un mar en el que los inmigrantes caminan sobre las aguas', dijo Bossi al diario La Repubblica. 'Somos un movimiento popular y el pueblo tiene ideas muy precisas sobre la inmigración y estimo que no podemos ignorarlas', explicó Bossi, quien rechazó las críticas de la Iglesia católica, que le ha acusado de falta de caridad. 'También ellos tendrían que plantearse el problema de la inmigración. La horda impone sus leyes y su religión. Me equivoco o ya han empezado a quitar los crucifijos de las clases', dijo.
Pese a los datos facilitados por Interior el mes pasado, que hablaban de un espectacular aumento de las repatriaciones, lo cierto es que desde principios de año son más de 8.000 los inmigrantes ilegales que han desembarcado en las costas de Calabria, Apulia y, más recientemente, en Sicilia.
Durante la campaña electoral previa a las elecciones de mayo de 2001 que dieron el triunfo al centroderecha, Umberto Bossi y los demás dirigentes de la Liga Norte martillearon a la opinión pública con críticas al Gobierno del Olivo por haber permitido que las costas del país se convirtieran en 'un colador'. Una de las primeras iniciativas del líder liguista, tras el proyecto de ley federalista, ha sido la presentación junto con el líder del posfascista partido de Alianza Nacional, Gianfranco Fini, de una nueva ley de inmigración para hacer frente al problema de la permeabilidad excesiva de las costas del país. Sin embargo, desembarcos como el del Mónica, amenazan con desautorizar la campaña de la Liga ante las municipales de mayo próximo.
Las palabras de Bossi, dirigidas a la base electoral de su partido, integrada por miles de pequeños empresarios agrícolas y empleados modestos de Lombardía y Véneto, no gustaron ayer al presidente de la República Carlo Azeglio Ciampi, que se hizo, siquiera momentáneamente, portavoz de los intereses de otros sectores sociales del noreste italiano, que piden al Ejecutivo que aumente las cuotas de inmigrantes legales admitidos anualmente en Italia. 'En las situaciones de emergencia, no puede dejar de prevalecer el espíritu humanitario sobre cualquier otra consideración', dijo ayer Ciampi, en Padua. 'Este flujo de inmigración, hijo de la pobreza', añadió el presidente, 'plantea problemas, ciertamente, pero es indispensable también para llenar el vacío de mano de obra que se ha producido en una sociedad donde se vive por fortuna más tiempo, pero en la que nacen menos niños'. Como Martino y Scajola, Ciampi se declaró partidario de gobernar la emergencia de común acuerdo con los países de los que proceden los inmigrantes, al tiempo que se favorece el desarrollo en la otra orilla del Mediterráneo.
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