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El IVIA investiga una nueva enfermedad que ha destruido más de 300.000 cítricos en Brasil

El sector citrícola no necesita más problemas. Por eso, la aparición de una nueva enfermedad vegetal en Brasil, que ha causado la muerte de más de 300.000 árboles citrícolas en los últimos tres años, despierta preocupación. La enfermedad, denominada 'de la muerte súbita' porque provoca la destrucción del árbol en un plazo máximo de seis meses, está por el momento bastante localizada en la zona de Sao Paulo, pero el temor a que se exporte ha hecho que un grupo de investigadores brasileños, franceses y del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) empiece a analizarla. El grupo se reunió esta semana en la sede del instituto en Montcada.

Los síntomas hacen pensar a los investigadores que se trata de otra forma de virus de la tristeza o de un virus nuevo. La enfermedad, según explica el director del IVIA, Florentino Juste, ataca a los árboles de cualquier variedad injertados sobre Lima rangpur. 'Casi toda la citricultura de Brasil está injertada así', comenta. El problema se está desarrollando 'con mucha rapidez' y amenaza con 'destruir la citricultura brasileña'. Por eso, y aunque en la Comunidad entre el 80% y el 90% de los cítricos están injertados sobre Citrange carrizo, los expertos en salud vegetal desconocen todavía si la enfermedad afecta también a las plantas injertadas sobre otros patrones. Las alarmas de la prevención se han disparado.

El grupo de expertos pretende desplazarse hasta Brasil para estudiar el material afectado. Los investigadores, explica Juste, viajarán con plantas injertadas sobre Citrange carrizo para comprobar si son sensibles a esta enfermedad. Juste, en cualquier caso, también insiste en la necesidad de extremar las medidas de prevención y, a pesar de que el gobierno del país sudamericano ha prohibido la salida de material vegetal de las zonas afectadas, pide que cualquier material que se importe siga el proceso de cuarentena establecido.

El virus de la tristeza entró en España a mediado del siglo pasado y se extendió como un reguero de pólvora. La enfermedad afectaba a los árboles injertados sobre el patrón Naranjo amargo. Un problema, explica Juste, que se solucionó cambiando este injertado al actual sobre Citrange carrizo. Décadas después, resume, se ha 'conseguido una citricultura que no está afectada por la tristeza', y que quiere seguir estándolo.

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