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Reportaje:

Los soldados estadounidenses cayeron en una emboscada

EE UU mantiene en secreto los errores sobre los seis hombres que murieron al ir a buscar a un compañero caído

Enric González

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La batalla de Shahi-Kot es el capítulo más importante de la guerra de Afganistán. Es el más violento y el más definitivo, porque de su resultado dependerán la evolución y el desenlace del conflicto. Las tropas de EE UU necesitan vencer sin muchas más bajas; de lo contrario, los restos del régimen talibán y Al Qaeda se sentirán animados a crear nuevos focos de resistencia para alargar la campaña y agotar a su poderoso enemigo. Shahi-Kot es también el capítulo más fantasmagórico y el más comprometedor para los servicios de información del Pentágono. La versión que se ofrece en Washington suele ser bastante distinta a la que proporcionan los mandos estadounidenses cerca del campo de batalla.

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Por primera vez en la historia, una acción bélica de envergadura, con al menos 2.000 soldados en un bando y al menos 1.000 en el otro, está siendo filmada por completo. El área de combate, de unos 10 kilómetros cuadrados, es captada continuamente por el ojo electrónico de los aviones teledirigidos Predator. El general Tommy Franks, que dirige la guerra desde su base en Florida, puede seguir paso a paso los acontecimientos, y admite que debe contenerse para no inmiscuirse en las operaciones cotidianas, al mando del general Frank Hagenbeck. Y, sin embargo, nada está claro. 'Las imágenes no son la verdad; he hablado con tres o cuatro personas que han visto el vídeo, y todas me han ofrecido versiones distintas', dijo ayer Franks.

El vídeo al que se refería el general era el de la muerte del soldado Neil Roberts, caído de un helicóptero de transporte Chinook el pasado domingo, después de que el aparato fuera alcanzado por una granada. Los portavoces militares en Afganistán habían explicado previamente que Roberts sobrevivió a la caída y que tres combatientes enemigos le habían rematado. El cadáver, ya rescatado, presentaba un impacto de bala. 'No está claro lo que ocurrió; pudo morir en el helicóptero o en tierra, la verdad tardará en saberse. Lo importante es que se organizó una operación de rescate y que su cuerpo y el de las demás víctimas fueron sacados de allí', afirmó el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.

Ni Franks ni Rumsfeld quisieron hacer comentarios sobre los posibles fallos del rescate, en el que murieron otros seis soldados. Cuando llegaron al lugar, cayeron en una emboscada. Rumsfeld se incomodó cuando se le preguntó si las imágenes y los detalles del suceso se mantenían ocultos porque podían recordar a la opinión pública los sucesos de Mogadiscio, recogidos en el libro y la película Black Hawk derribado. 'Eso no tiene nada que ver', respondió.

Franks aseguró que la Operación Anaconda, como fue bautizado el asalto, supuestamente por sorpresa, a las cimas de Shahi-Kot, había sido 'bien planeada' Sin embargo, fuentes militares afganas y estadounidenses expresaron la sospecha de que la operación se había organizado a partir de informaciones falsas, proporcionadas por señores de la guerra locales, y que las dos primeras jornadas habían sido muy difíciles para los asaltantes, que habían necesitado retirarse y reagruparse. Anaconda debía durar 72 horas y ayer, cinco después del comienzo, no daba muestras de acabar. Al contrario. Franks anunció que había solicitado más helicópteros Apache y 300 soldados adicionales, por lo que disponía ya de unos 1.100 efectivos estadounidenses, 200 europeos y 800 afganos aliados.

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De la violencia de la batalla no cabe duda. El general Hagenbeck informó ayer de que los muertos por el lado talibán y de Al Qaeda ascendían a 350 'al menos'. Los muertos estadounidenses son ocho, y entre los afganos aliados hubo cuatro bajas mortales en los dos primeros días. El frío, la altitud de las cimas, la calidad de los resistentes (calificados de 'duros, capaces y decididos' por Franks) y el hecho de que sean extranjeros en su mayoría y compartan la trinchera con sus familias son elementos dramáticos adicionales.

El objetivo de los resistentes de Shahi-Kot está claro. Si logran resistir lo suficiente e infligir un número sustancial de bajas a los estadounidenses, demostrarán a otros grupos dispersos por Afganistán y Pakistán que pueden proseguir la guerra con acciones aisladas. Desde el principio, Al Qaeda ha tratado de prolongar el conflicto y hacerlo doloroso para la hiperpotencia. Shahi-Kot es, probablemente, el modelo que seguirá la guerra en las próximas semanas.

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