Argentina divide al Fondo Monetario

No porque el presidente argentino, Eduardo Duhalde, haya convencido este miércoles a los gobernadores provinciales de su país de que gasten de acuerdo con lo que el Estado recauda necesariamente doblegará al directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) para que desembolse un nuevo paquete de ayuda financiera. Resta una batalla por delante, entre otras.

El Gobierno del peronista Duhalde depende de la asistencia multilateral, según analistas políticos y empresarios. A cambio de cumplir ciertos deberes, entre ellos el reciente pacto de coparticipación federal de impuestos, Argentina recibiría recursos para que sus reservas recuperen el valor del peso -cuya depreciación alcanza el 54%, con un dólar a 2,20 unidades-, la capitalización del agónico sistema bancario, el financiamiento de las pymes y la ayuda social a los más pobres. Sin Duhalde, la crisis política se agravaría y, en principio, Argentina debería enfrentar un proceso electoral con muchos candidatos y sin ninguno favorito: los peronistas José Manuel de la Sota, Carlos Reutemann, Carlos Ruckauf o Néstor Kirchner; la ex radical de izquierda Elisa Carrió, el ex radical de derecha Ricardo López Murphy, el trotskysta Luis Zamora o el empresario Mauricio Macri. La clase política ha perdido legitimidad, mientras continúan las protestas aisladas de parados y ahorradores y las Fuerzas Armadas niegan cualquier intento de golpe de Estado.

El Gobierno quiere conseguir primero los 1.260 millones de dólares bloqueados desde hace tres meses y después buscará más fondos

Todavía no hay contagio

'No hay razón en este momento para prestarle más dinero (a Argentina)', dijo el martes la subdirectora gerente del FMI, Anne Krueger. En el Fondo combaten dos posturas. Una es la del Gobierno del republicano George W. Bush, que a diferencia de su antecesor, el demócrata Bill Clinton, se opone a que el dinero de sus ciudadanos se destine a rescates de países emergentes, con excepción de su aliado político Turquía.

La otra posición es la encabezada por Francia, preocupada de que peligre la democracia en Argentina y la inestabilidad se propague por la región. El contagio de la crisis económica aún no se ha registrado, según constató esta semana el presidente de la reserva federal norteamericana, Alan Greenspan.

La Cámara de Diputados aprobó el proyecto de presupuesto de 2002 al día siguiente del acuerdo fiscal entre el Gobierno y las 23 provincias. Una vez que el Senado sancione la ley de gastos, el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, intentará convencer al FMI de que reanude el envío de recursos, abortado en diciembre pasado por la desconfianza del organismo en la viabilidad de la tercera economía latinoamericana. El canciller alemán, Gerhard Schröder, declaró hace unas semanas en Buenos Aires que la asistencia del FMI debía liberarse poco a poco, en la medida de que Argentina cumpliera con sus reformas. El Gobierno procura primero los 1.260 millones de dólares (1.448 millones de euros) trabados desde hace tres meses y después buscará más fondos a cambio del ordenamiento del sistema tributario, mejoras en Hacienda, inicio de la negociación con los acreedores externos y reestructuración de la banca.