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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Convicciones ultrajadas

Desde Americana hasta Submundo, Don DeLillo, neoyorquino de origen italiano, lleva treinta años escribiendo novelas que describen un mundo en que el espectáculo del terror es un elemento esencial de la vida cotidiana. Esta obsesión de DeLillo le ha valido elogios como el del crítico Jeffrey MacIntyre que le considera 'el primer novelista norteamericano de las ideas' y censuras como la del escritor Martin Amis que una vez le tildó de 'poeta de la paranoia'. Pero el 11 de septiembre de 2001 acabó con ese debate: los terroristas suicidas que abatieron las Torres Gemelas convirtieron a DeLillo en un autor realista.

DeLillo así lo vio y, en las semanas siguientes al atentado, escribió con las tripas y en el malherido Nueva York, este corto y fulgurante texto que se titula En las ruinas del futuro. Según DeLillo, el detonante de la furia de los terroristas del 11-S es 'el deslumbrante resplandor de la modernidad' de Estados Unidos, el 'embate de nuestra tecnología', esa 'carencia de Dios que transmitimos', la 'fuerza bruta de nuestra política exterior', la 'capacidad de la cultura norteamericana para traspasar todos los muros y penetrar en cada hogar, cada vida y cada mente'. ·Las Torres Gemelas', escribe, 'no sólo constituían un emblema de la tecnología más avanzada, sino, en cierto sentido, una justificación de la irresistible determinación de esa tecnología para llevar a cabo de forma tangible todo aquello que resulta teóricamente realizable'.

EN LAS RUINAS DEL FUTURO

Don DeLillo Circe. Barcelona, 2002 60 páginas. 8 euros

Pero las Torres Gemelas ya no existen. Las abatieron unos personajes, los integristas, que, según DeLillo, 'desean aquello que solían tener antes de que les alcanzara la marea del influjo occidental'. Son tipos que identifican la tecnología como algo que 'lleva la muerte a sus costumbres y sus creencias', y que han decidido utilizarla 'como lo que es: algo que mata'. De ahí su empleo de aviones de pasajeros como misiles tripulados. La mala noticia es que la guerra entre el milenario dios bíblico que impulsa a los kamikazes islamistas y el joven dios tecnológico del Pentágono acaba de empezar; la buena es que en las obras de DeLillo puede encontrarse el guión de sus futuras batallas. Entretanto, el escritor nos deja esta lúcida advertencia: 'Somos ricos, privilegiados y fuertes, pero ellos están dispuestos a morir. He ahí su ventaja: la llama de unas convicciones ultrajadas'.

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