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Berlusconi elige a un ex asesor como presidente de la RAI

La izquierda amenaza con retirarse del Consejo de la televisión pública

La larga y enconada batalla política que ha precedido a la renovación de la cúpula de la Radiotelevisión pública italiana (RAI), concluyó a última hora del viernes con la elección de Antonio Baldassarre, de 62 años, ex presidente del Tribunal Constitucional, como nuevo presidente. Baldassarre es considerado próximo al derechista partido de Alianza Nacional y al Vaticano y ha asesorado al primer ministro, Silvio Berlusconi, en temas relacionados con el conflicto de intereses. La izquierda ha protestado por el nombramiento.

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El nombramiento de Baldassarre, que será formalizado esta semana, desató las críticas de la coalición progresista Olivo, que lo considera un presidente partidista y no 'por encima de las partes' como el Gobierno conservador había prometido. El centro-izquierda amenazó incluso con la dimisión de los dos consejeros elegidos en representación del Olivo.

El largo tira y afloja, con 10 días de febriles maniobras entre bastidores, se ha saldado con una clara victoria del presidente de la Cámara de Diputados, Pierferdinando Casini, que, no sólo ha conseguido colocar a un amigo personal en el nuevo Consejo de Administración (Marco Staderini, centrista católico), sino que ha logrado convencer a Berlusconi de que no era oportuno que nombrara presidente a uno de sus empleados. El candidato era Carlo Rossella, director del semanario Panorama.

Más discutible es el éxito del vicepresidente del Gobierno, Gianfranco Fini. Pese a la proximidad de Baldassarre a Alianza Nacional, no es menos cierto que el jurista asesoró al Cavaliere en junio de 2001, preparando un proyecto de ley para resolver su conflicto de intereses, que gustó mucho al principal interesado. También la Liga Norte, que había amenazado con represalias si no se le concedía un sitio en la RAI, ha conseguido introducir en el Consejo de Administración a uno de sus hombres, Ettore Albertoni.

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El espectáculo dado por el centroderecha en el reparto de los cargos de la RAI ha permitido a algunos viejos democristianos elogiar públicamente la 'transparencia' de los viejos partidos. Históricamente, los cargos del ente público se distribuían rigurosamente entre las distintas formaciones (o las distintas corrientes de la DC). Pero el tradicional esquema choca en esta ocasión con una realidad preocupante, ya que el nuevo primer ministro, Silvio Berlusconi, posee a través de Mediaset, las tres cadenas privadas de televisión. Y hasta sus más fieles colaboradores se han preguntado si no sería excesivamente escandaloso que controlara además completamente la RAI. Sobre todo, porque el nombramiento de la cúpula del ente coincide con la llegada al Parlamento de la nueva ley aprobada por el Ejecutivo para regular el conflicto de intereses. Una ley rechazada de plano por la oposición que, entre otras cosas, no impide al propietario de una empresa ocupar cargos políticos (ministro o primer ministro), sino a quien la dirige o gestiona.

Para evitar nuevas acusaciones de monopolio total de la información, Berlusconi había prometido que no intervendría en absoluto en la elección de la cúpula de la RAI. Sin embargo, Antonio Baldassarre, muy estimado por el presidente de los obispos italianos, el cardenal Camillo Ruini, no coincide tampoco, según la oposición, con el perfil de presidente imparcial, que el Olivo esperaba. Y, lo que es más importante, tampoco el que se perfila como director general, Agostino Saccá, conocido por sus simpatías derechistas, puede ser considerado un hombre 'por encima de las partes'. A las denuncias del ex alcalde de Roma, Francesco Rutelli, se sumó ayer el líder de los Demócratas de Izquierda, Piero Fassino, quien anunció que Baldassarre tendrá que afrontar una oposición dura.

Los representantes de la izquierda no consideran casual que la noticia del nombramiento de los cinco miembros del Consejo de Administración de la RAI, fuera adelantada el viernes por el informativo de Canale5, una de las tres emisoras del grupo privado Mediaset, propiedad del primer ministro, Silvio Berlusconi.

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