Sharon retira parcialmente al Ejército de la franja de Gaza, pero mantiene el confinamiento de Arafat
El Ejército israelí se retiró ayer parcialmente de la franja de Gaza, abandonando las posiciones tomadas hace una semana en el centro de la zona y que impedían a la población moverse libremente. El repliegue fue acordado en una reunión que celebraron los responsables de los servicios de seguridad israelíes y palestinos bajo los auspicios de representantes de los servicios secretos de EE UU.
Este repliegue, aunque tímido, es el síntoma claro de un apaciguamiento militar, acordada por israelíes y palestinos, después de que la semana pasada se produjera una oleada de violencia sin precedentes, que culminó con la muerte de seis soldados en un control de una carretera cerca de Ramala y el bombardeo durante tres días de Cisjordania y Gaza, en represalia.
A pesar de estos signos de distensión, el primer ministro Ariel Sharon se negó ayer a aceptar una petición de su ministro de Defensa, Benjamín Ben Eliezer, para que levantara o al menos mitigara el arresto impuesto al presidente palestino, Yasir Arafat, quien desde el pasado 3 de diciembre se encuentra confinado en su residencia de Ramala.
Ben Eliezer sugirió dejar en libertad a Arafat después de que éste anunciara la detención de los tres autores materiales de la muerte del ministro de Turismo, Rehavam Zeevi, la detención del secretario general del Frente Popular de Palestina y el encarcelamiento de Fuad Shobeki, el hombre que planeó y financió el contrabando de armas del buque Karine A. Sharon contestó que Arafat no había cumplido con otras demandas que se le habían efectuado. Pero al mismo tiempo, el jefe del Gobierno israelí parecía tener muy en cuenta la opinión de sus electores, que según las últimas encuestas reclaman en un 42% la expulsión de Arafat y sólo un 18% pide el levantamiento del arresto.
Este proceso de apaciguamiento se vio ayer empañado por dos incidentes: el intento frustrado de un comando suicida palestino de provocar un atentado en el interior de un asentamiento en las cercanías de Belén y la muerte de un colono en el norte de Cisjordania por los disparos de francotiradores, cuando conducía su coche por una carretera. El suicida palestino, un obrero de la construcción que trabajaba como paleta en el asentamiento que pretendía atacar, fue rematado por un soldado, después de que quedará malherido al no lograr hacer explotar completamente la carga de dinamita que llevaba encima.
La popularidad de Sharon continúa descendiendo en barrena. Un 61% de los israelíes pone en tela de juicio su capacidad para acabar con la Intifada. Sólo un 54% de la población califica a Sharon como políticamente 'creíble', lo que supone su peor puntuación desde que fue elegido hace un año.
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