La dificultad de proyección del arte joven español preocupa a galeristas y comisarios
El fenómeno del arte nórdico, con mucho apoyo estatal, se ve como un modelo en el sector
'No consigo entender por qué, pero es una realidad que los artistas españoles no funcionan fuera', reconoce el crítico David G. Torres. Arco invita cada año a decenas de comisarios internacionales, pero son pocos los que realmente se interesan por conocer la realidad del arte actual español. Galerías y artistas agradecen y apoyan este esfuerzo, pero en general echan de menos un mayor apoyo institucional a lo largo de todo el año. El espejo en el que muchos se miran son los organismos nórdicos, que en estos tres últimos años han contribuido a situar al arte escandinavo en el mapa internacional.
'Acabo de llegar de Dinamarca invitado por un instituto oficial simplemente para que conozca la realidad artística del país', explica David G. Torres. 'Es algo impensable en España'. Christian Chapelle, director de la galería danesa The Leisure Club Mogadishni, explica que ha podido pagar la mitad del stand con ayuda estatal y que, efectivamente, la fundación institucional danesa de apoyo al arte contemporáneo 'es muy activa y promueve tanto a artistas como a galerías'. El fenómeno nórdico sorprende porque hacía muchos años que no se veían tantos artistas escandinavos en citas internacionales. 'Empezó a principios de los noventa, cuando se produjo realmente un corte generacional, ya que los jóvenes utilizan un lenguaje más contemporáneo', afirma Sossa Jorgensen, comisaria de la Kunsthall de Oslo.
Núria Enguita, una de las tres comisarias de Manifesta, una bienal europea que se celebrará entre mayo y agosto en Francfort, reconoce que en su trabajo de selección de artistas son de ayuda los organismos estatales o privados porque facilitan el trabajo. 'Aunque el que en un país haya muchas ayudas no quiere decir que tenga mejores artistas', aclara.
'En estos momentos, los artistas españoles de los noventa con presencia internacional suelen ser gente que vive o ha vivido fuera, como, por ejemplo, Santiago Sierra o Eulàlia Valldossera', comenta Rosa Martínez, crítica y una de las comisarias de Project Rooms. El galerista Stefano Gualdi, de Artinprogress de Berlín, afirma, curiosamente, que los artistas de países católicos lo tienen más difícil, ya que 'comunican a través de la belleza y lo visual mientras que los de países protestantes lo hacen a través de la palabra y el concepto'.
La galerista madrileña Oliva Arauna coincide en la escasa proyección del arte español actual y considera que haría falta un mayor apoyo institucional a las galerías en ferias internacionales y un mejor soporte a los jóvenes que tienen exposiciones en el extranjero, aspectos en los que coinciden muchos galeristas consultados. Para Martínez, sin embargo, también puede hablarse todavía de un cierto 'ombliguismo en el arte español', algo que corrabora el galerista sevillano Pepe Cobo, para quien 'entre 1985 y 1990 había muchas expectativas en España y esto se aprovechó muy bien, pero ahora la bonanza del mercado interno ha hecho que muchas galerías descuiden la promoción exterior'. No es el caso del valenciano Luis Adelantado, que participa en nueve ferias internacionales y asegura que hay interés por el arte último español, pero 'hay que salir a mostrarlo'.
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