La niña marroquí de El Escorial podrá ir a un colegio público, pero sin pañuelo
La directora del nuevo centro de la pequeña considera 'inconstitucional' llevar la prenda islámica
Fátima, la niña marroquí de 13 años que está sin escolarizar por exigir su padre que vaya a clase con la cabeza tapada con un hiyab (pañuelo), asistirá al instituto Juan de Herrera de San Lorenzo de El Escorial (Madrid) a partir del lunes de forma provisional pero tendrá que llevar la cabeza descubierta, según señaló ayer la directora del centro, Delia Duró. La niña no está escolarizada porque, aunque su padre pidió plaza en un centro público, la Consejería de Educación la desvió a uno católico concertado, por falta de plazas. La directora del Juan de Herrera considera que obligar a llevar hiyab es 'inconstitucional' y que 'atenta contra los derechos de las mujeres'.
El próximo lunes, el consejo escolar (formado por la dirección y representantes de profesores, padres, alumnos y el Ayuntamiento) del instituto Juan de Herrera debatirá la propuesta de la directora, Delia Duró, de prohibir con carácter general el uso de hiyab. Duró ha aceptado sólo 'con carácter provisional' escolarizar a una niña enviada por los responsables educativos a un centro concertado. 'Es un precedente gravísimo que, cuando las comisiones de escolarización acuerdan por fin enviar a los emigrantes a centros concertados, el padre proteste y acabe en uno público', señaló Duró.
La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid está estudiando el caso para darle una solución definitiva que satisfaga a todas las partes. Un real decreto de 1996 deja en manos de los consejos escolares de cada centro la potestad de dictar normas sobre esta cuestión. Además, algunas comunidades (entre las que no se encuentra la de Madrid) cuentan con un decreto autonómico.
En Madrid, sólo el 35% de los inmigrantes están escolarizados en centros concertados (subvencionados con fondos públicos) y el caso de Fátima ha reflejado la voluntad de la comisión de escolarización de la zona de intentar solventar este desequilibrio.
La ministra de Educación, Pilar del Castillo, dijo ayer que 'una vez que se pone un pie en un colegio hay que atenerse a una reglas de comportamiento, que son simplemente derechos civiles para todos, con independencia de sus creencias y de la enseñanza religiosa que pueda recibir', informó Marta Aguirregomezcorta. 'La niña tendrá que ir con las mismas características que las niñas de ese colegio', dijo. 'Lo primero que hay que hacer es convencer al padre de que la niña tiene que escolarizarse. El padre tiene que entender que igual que hay una serie de derechos, también hay unas reglas de convivencia', añadió. Del Castillo recordó que no hay una normativa en este sentido pero que, 'si fuera necesario, habría que plantearse la elaboración de una norma de rango superior'.
Por parte de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes en España (Atime), la encargada de temas educativos, Malika Abdelaziz, señala que 'es una lástima que toda la cuestión se esté centrando en hiyab sí o hiyab no. Al final, lo único que provocan estas discusiones es una polarización entre los islamófobos y los integristas'. 'Que las niñas lleven un pañuelo en la cabeza no es en sí una señal de opresión de las mujeres en el islam', asegura y cita 'que muchas feministas del Magreb lo llevan como muestra de la conquista del espacio público de las mujeres' después de mucho tiempo sin poder salir a la calle.
El director del Centro de Estudios sobre Migración y Racismo de la Universidad Complutense de Madrid, Tomás Calvo, dice que 'en España no existe rechazo al uso del pañuelo o una prenda similar, como podía existir en Francia, donde finalmente se llegó a prohibir en las escuelas por un fundamentalismo laicista. ¿Por qué deberían de dejar de llevar pañuelo estas niñas si las cristianas llevan su crucecita?', se pregunta.
Pero en otros colegios de Madrid, las niñas acuden con toda normalidad a clase con hiyab, como cuenta la trabajadora social del Instituto Fortuna de Leganés, Elena Sanz: 'En el instituto tenemos una chica que viene con pañuelo a clase. Al principio el resto de sus compañeros la observaban con curiosidad, pero luego se han acostumbrado'. Esta trabajadora social añade: 'Pensamos que es una decisión personal suya. Quizá si te pones a analizarlo resulta que es una decisión machista, pero ella se siente a gusto. Y la política del centro es clara: si tenemos alumnos que llevan piercing o con el pelo azul, ¿por qué no vamos a dejar que ella lleve pañuelo?'.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Integración social
- V Legislatura CAM
- Inmigrantes magrebíes
- Escolarización
- Consejerías autonómicas
- Gobierno Comunidad Madrid
- Ayuda social
- Inmigrantes
- Matriculación estudiantes
- Parlamentos autonómicos
- Política social
- Política educativa
- Inmigración
- Gobierno autonómico
- Racismo
- Comunidad de Madrid
- Parlamento
- Migración
- Comunidades autónomas
- Política autonómica
- Demografía
- Delitos odio
- Discriminación
- Administración autonómica
- Prejuicios