El G-7 observa por primera vez progresos en la crisis argentina
Los siete países más ricos del mundo animan al Gobierno de Duhalde a colaborar más con el FMI
El G-7, el grupo de la siete economías más ricas del mundo, concluyó ayer dos días de reunión en Ottawa, la capital canadiense, en las que llegó a la conclusión de que la economía mundial ha alcanzado un punto de inflexión y apunta hacia la recuperación. Los dos mayores puntos de conflicto siguen siendo Argentina y Japón. Los reunidos expresaron su apoyo al país latinoamericano, ya que consideran que ha dado pasos 'en la buena dirección' y le animan a 'trabajar más estrechamente' con el Fondo Monetario Internacional (FMI). De esas negociaciones deberían salir los recursos necesarios para enderezar la grave crisis económica y social que atraviesa el país.
Las dimensiones de la crisis argentina preocupan al G-7 (Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos) y no sólo por sus implicaciones económicas. Un alto representante de la delegación francesa expresó el viernes la opinión de que hasta la democracia podría estar en peligro.
La larga crisis de Japón preocupa por ser la segunda economía del mundo
'Esperemos que se llegue a una solución, porque si no se plantearán problemas sociales y económicos más graves', dijo. 'No quiero ni pensar en ello, pero al final podría resultar que hasta la democracia se encuentre en peligro', añadió.
Paul Martin, ministro canadiense de Hacienda y anfitrión de la reunión, prefirió optar por el aspecto técnico y expresar su confianza en que Argentina y el FMI lleguen pronto a un acuerdo. 'Creo que la posición que todos tenemos con respecto a Argentina es la de reconocer los pasos positivos que se han dado', dijo. 'Es obvio que estamos dispuestos a apoyar a Argentina en sus discusiones con el FMI y confiamos mucho en que al final haya resultados satisfactorios'.
Rodrigo Rato, vicepresidente segundo del Gobierno español y presidente de turno del Ecofin (Consejo de Ministros de Economía de la UE), abundó en la idea de que el paquete económico que quiere poner en marcha el presidente de Argentina, Eduardo Duhalde, 'va en la buena dirección', aunque 'requiere clarificaciones, sobre todo en lo que se refiera a las relaciones financieras entre las provincias y el Estado central'.
El ministro argentino de Economía, Jorge Remes Lenicov, llegará el martes a Washington para reanudar las negociaciones con el Fondo y elaborar un nuevo plan de ayuda. La visita se produce después de que en diciembre el organismo internacional congelara un programa por valor de 22.000 millones de dólares. Ésta fue la respuesta del FMI a la incapacidad de Buenos Aires para controlar el desbocado gasto público, en parte por las relaciones entre provincias y Gobierno central a que aludía Rato.
Lenicov busca 25.000 millones de dólares y, aunque la pasada semana criticó la pasividad del Fondo ante la situación argentina, debe esperar una buena acogida en Washington.
Horst Koehler, el director ejecutivo del Fondo, aplaudió el viernes la decisión del Gobierno de Duhalde de abrir mañana bancos y mercados de cambio. 'Es una buena medida', señaló. El alto responsable del FMI analizó ayer ante el G-7 la situación de la tercera economía latinoamericana, donde las protestas callejeras a base de cacerolazos han tenido su extensión simbólica en Ottawa. Pequeños grupos de manifestantes antiglobalizadores batieron ruidosamente las suyas mientras lanzaban gritos contra los ministros y gobernadores. Les consideran la encarnación de un régimen económico que explota a los países pobres.
Los reunidos preparaban ayer el comunicado final en el que Rato esperaba encontrar un mensaje de solidaridad con Argentina. Discutieron también medidas de alivio económico para las economías necesitadas y cómo evitar la repetición de casos como el argentino.
La larga crisis de Japón es de otro tenor y preocupa por ser la de la segunda economía del mundo, con el yen cada vez más débil, la bolsa cayendo y el sistema bancario contra las cuerdas. El ministro de Hacienda nipón, Masajuro Shiokawa, iba a exponer las medidas que se plantea adoptar el Gobierno de Junichiro Koizumi. 'Queremos demostrar que Japón confía en sí mismo, que hace lo que tiene que hacer y que las cosas van cambiar de aquí a uno o dos años', comentó antes de reunirse con sus colegas.
Indicios de recuperación
Estados Unidos y Canadá presentaron rostros económicamente amables en Ottawa y lo mismo hizo la UE, donde se espera que la economía de su más poderoso integrante, Alemania, comience a despegar en la segunda mitad del año. De ahí la confianza del G-7 en el futuro inmediato. 'La impresión es que la economía ha alcanzado un punto de inflexión', dijo una fuente que no quiso ser identificada.
A esa atmósfera de optimismo contribuyó la UE al presentarse por primera vez con la moneda única. 'Europa tiene una gran éxito: el euro', dijo Rato. El portavoz de los intereses de la UE ante el G-7 subrayó que 'en el 2001, Europa ha contribuido más al crecimiento mundial que Estados Unidos'.
No faltó en la reunión de ayer la mención al problema del terrorismo, presente en este tipo de encuentros tras los atentados del pasado 11 de septiembre en Nueva York y Washington. Los representantes de los siete países más ricos del mundo hicieron un balance positivo de la lucha contra el terrorismo en los últimos cinco meses. Reconocieron, sin embargo, la necesidad de una mayor colaboración.
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