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Fox visita Cuba para romper el hielo con el régimen de Castro

El Gobierno de México elude el término 'disidentes' y prefiere hablar de 'activistas'

Juan Jesús Aznárez

El presidente mexicano, Vicente Fox, llegó ayer a Cuba para apaciguar una relación bilateral hostil, durante la presidencia de Ernesto Zedillo (1994-2000), y agitada, en el primer tramo de la gestión del empresario vencedor del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las generales de julio del año 2000. El programa oficial no incluye una reunión con los disidentes cubanos, pero podría efectuarse hoy, según fuentes mexicanas.

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Fox no fue recibido por Fidel Castro, con quien se entrevistó después en el Palacio de la Revolución, sino por su canciller, Felipe Roque, y esa ausencia en la terminal evidenció el distanciamiento. Las relaciones han sido 'un poco frías', admitió Fox en una entrevista con periodistas cubanos.

Las declaraciones de vísperas del portavoz de la cancillería mexicana, Gustavo Iruegas, rechazando el término de 'disidentes' por el de 'activistas' que disfrutan de libertad de movimientos, demuestran las intenciones de México de evitar choques y nuevos frentes en política exterior cuando acaba de ser elegido miembro del Consejo de Seguridad de la ONU. La visita presidencial mexicana, primera desde 1994, es de apenas 24 horas, con un séquito reducido, acometida con pies de plomo, y destinada a romper el hielo. Las partes abordarán la posibilidad de colocar inversiones mexicanas en el sector energético cubano. Durante el mandato de Zedillo, quien acusó a la revolución de haberse constituido en dictadura, México dejó de ser el primer socio comercial de Cuba en América Latina, y las inversiones aztecas cayeron del primero al séptimo lugar.

La visita viene precedida por las reclamaciones de quienes, desde Miami, Washington o México, acusan a Fox de incumplir la palabra dada después de su investidura, esto es, la defensa de los derechos humanos y la entrevista con los disidentes. También le apremian, fundamentalmente desde la izquierda mexicana o la prensa, quienes desdeñan la representatividad de la oposición interna y consideran que la reunión dañará las relaciones políticas y comerciales con Cuba. Fox llegó acompañado por el ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda; el portavoz del Gobierno, Rodolfo Elizondo; el general jefe del Estado Mayor presidencial y el empresario Carlos Slim.

La mayoría de las preguntas efectuadas en México a Gustavo Iruegas insistieron en conocer si se efectuará una reunión del presidente con los grupos que piden una transición pacífica hacia el pluralismo. 'Ni sí, ni no, es la respuesta'. En rueda de prensa, el funcionario subrayó que su Gobierno no desea entrar en una polémica sobre el asunto, que está en la prensa, dijo, pero no el programa oficial. 'Se refiere usted a la disidencia. Nosotros no usamos esa palabra. En todo caso, hablamos de activistas de diferente grupos', precisó a un corresponsal, 'que son personas que están en libertad, que se mueven, que viajan al extranjero, que yo no diría que tuvieran motivo especial de dificultad'.

Las relaciones diplomáticas entre los dos países sufrieron un revés coincidiendo con la votación de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en abril del pasado año en Ginebra, que condenó a Cuba. México se abstuvo, y La Habana acusó a Castañeda de haber maquinado para conseguir la condena, y de servir a Washington. 'Están ardidos (escocidos)', reaccionó el ministro, miembro del Partido Comunista de México en su juventud, y una de cuyas prioridades es estrechar las relaciones con EE UU para, entre otras metas, suscribir con su Administración un acuerdo migratorio que legalice la situación de tres millones y medio de compatriotas ilegales. Para Felipe Roque las relaciones 'están saliendo lentamente del letargo'.

Fidel Castro (izquierda) y Vicente Fox, en la ceremonia de bienvenida ayer en La Habana.
Fidel Castro (izquierda) y Vicente Fox, en la ceremonia de bienvenida ayer en La Habana.ASSOCIATED PRESS

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